Política

Así se gobierna sin oposición en dos pueblos de Málaga

La alcaldesa del PSOE en Parauta y el alcalde del PP en Júzcar están al frente de ayuntamientos en los que sólo hay concejales de un partido porque el adversario perdió en las urnas la representación

La alcaldesa del PSOE en Parauta, Katrín Ortega.

La alcaldesa del PSOE en Parauta, Katrín Ortega. / L. O.

Cristóbal G. Montilla

Cristóbal G. Montilla

En la inmensidad de castaños de la Serranía de Ronda, en la zona conocida por su pertenencia al Valle del Genal o al Bosque de Cobre, se encuentran los dos pueblos de Málaga en cuyos ayuntamientos se gobierna sin oposición. La alcaldesa del PSOE en Parauta, Katrín Ortega, y el alcalde del PP en Júzcar, Francisco Lozano, están al frente de corporaciones municipales en las que sólo hay concejales de un partido porque el adversario político perdió en las urnas la representación. A la experiencia que viven desde las últimas elecciones municipales se refieren en estas líneas. Sin ir más lejos, el 28M ‘pintó’ sus respectivos salones plenarios en monocolor. En Júzcar de azul, el color que convirtió al pueblo tras el anuncio de Los Pitufos en el reclamo turístico que ahora es la ‘Aldea Azul’. Y el de Parauta tiene un tono absoluto de ‘rojo PSOE’, un color muy parecido al de las lascas de jamón que fueron posible en la Navidad de 2020, cuando la alcaldesa no priorizó el alumbrado en plena pandemia y le regaló un lote de ibéricos y vino a los vecinos.

La alcaldesa más votada

En Parauta, Katrín Ortega fue reelegida a lo grande para iniciar su segunda legislatura como alcaldesa. Si en 2019 ya atrajo a más del 70% del electorado, esta vez se acercó al 90% y nadie logró en ningún otro de los 103 municipios de Málaga un triunfo tan aplastante. En un territorio habitualmente propicio para el PSOE, consiguió los siete ediles posibles y el PP perdió los dos que tenía. El resultado deparó un incontestable 156 a 19 en votos que a ella aún le emociona. Respecto a su ‘vida nueva’ sin oposición, opta por no relajarse y no parar en la búsqueda de reclamos para que la gente vuelva a visitar más veces Parauta: «Al final lo que cuenta son los hechos y los resultados de mi trabajo, no lo que yo diga o deje de decir, a la vista está que no nos hemos relajado, no llevamos ni un año de esta legislatura y Parauta ya ha sido incluido entre los pueblos más bonitos de España; intentamos hacerlo todo tal cual lo hacíamos antes pero hay que reconocer que siempre da un toque de tranquilidad, porque no vas a tener a nadie que esté siempre buscando el lado negativo de lo que has hecho, al final la decisión es sólo y exclusivamente nuestra y sólo la opinan los que la tienen que opinar, que son los vecinos del pueblo».

Al mismo tiempo, Katrín Ortega se sitúa en el salto a la política municipal que dio durante la legislatura iniciada en 2015 cuando se convirtió en la concejala de Fiestas y relevó en el cargo a su propio padre. Inmersa en la organización de los grandes eventos del municipio, se fue viendo cada vez más cerca de la posibilidad de convertirse en la alcaldesa: «He encontrado el trabajo de mi vida, es mi verdadera vocación», señala. A su vez, presume de que con ella como regidora Parauta se ha convertido en un destino turístico de interior que multiplica su vida y atrae cada fin de semana a cientos de personas gracias a iniciativas como El Bosque Encantado, un sendero poblado por las esculturas de cuento realizadas por un artista local, Diego Guerrero.

Eso sí, se afana en dejar claro que no es la única actividad que sirve de ‘percha’. La propia Fiesta del Conejo ha vivido un despegue que tampoco se entiende sin la alianza que cultiva con las redes sociales, hasta el punto que recuerda el ‘0’ de más que se ha añadido a los seguidores de ella en Instagram, que han pasado de 1.500 a casi 15.000. «El pueblo y yo nos hemos hecho virales a la vez, en Parauta nos hemos hecho virales con el Bosque Encantado, con el reparto de jamones o cuando nos robaron el conejo en la Fiesta del Conejo», proclama.

El alcalde del PP en Júzcar, Francisco Lozano.  | L. O.

El alcalde del PP en Júzcar, Francisco Lozano. / L.O.

De menos a más en Júzcar

Por su parte, el alcalde de Júzcar, Francisco Lozano, se mira al espejo de su propia trayectoria en la política municipal para no dormirse en los laureles de su abrumadora mayoría absoluta. Ha ido de menos a más en todos los sentidos. De hecho, recuerda que antes de convertirse en 2015 en el regidor estuvo dos legislaturas en la oposición: «Yo iba a trabajar a los plenos, a darle mi opinión al equipo de gobierno, a hablar con ellos directamente». Y, ahora, desarrolla un tercer mandato después de estrenarse en 2015 al frente de tres representantes del PP con dos opositores del PSOE, que en 2019 pasó a tener un solo concejal y en 2023 ninguno. El alcalde logró el 28M el pleno de cinco ediles con 138 votos y dejó a los socialistas en 34.

Ahora bien, prefiere sortear con cautela el hecho de que todo el viento sople a su favor: «Cuando el gobierno quiere trabajar, no va a preocuparse si hay oposición o no hay, va a estar centrado en trabajar y en hacer las cosas lo mejor posible; cambiar por tener los votos del pleno asegurado no conviene».

Es más, insiste en que se debe seguir «el mismo modelo de trabajo, tanto con oposición como sin oposición». «Nosotros vamos a seguir trabajando igual, estamos a diario en el pueblo, siempre contamos con las opiniones del pueblo, con sus inquietudes para mejorar las cosas y siempre hay que agradecerle al pueblo el apoyo de parte de todos los concejales que estamos ahí», apunta. Y, en esta línea, llega a decir que «en verdad, da igual que haya oposición o que no». «Al fin y al cabo, convivimos con las personas que han estado antes en la oposición, hemos vivido siempre juntos, nos conocemos muy bien y nos llevamos muy bien», afirma Lozano.

El antecedente de Cartajima

A Parauta y Júzcar sólo los separan una docena de kilómetros por carretera y en la mitad del camino, prácticamente, hay otro pueblo: Cartajima. Tanto a Katrín Ortega como a Francisco Lozano les basta con mirar a lo sucedido en el municipio que ambos tienen como vecino -en las mismas elecciones municipales que a ellos los elevó a la gloria- para saber que un mandato sin oposición no garantiza la reelección. Durante la pasada legislatura, el socialista Francisco Javier Benítez había gobernado en Cartajima con un pleno de cinco concejales y, sin embargo, el 28M no revalidó la alcaldía. Se la arrebató el PP por sólo diez votos de diferencia (102 a 92) y este triunfo fue considerado una de las grandes sorpresas de la jornada electoral en la provincia. De hecho, el PP puso fin a la hegemonía del PSOE tras presentar como candidata a la alcaldía a una persona que no era del pueblo, a la rondeña Isabel María Jiménez, que se encargó de elaborar la candidatura durante las semanas inmediatamente previas a los comicios. Sin ir más lejos, ella convenció a tres mujeres de allí y ahora las cuatro conforman un equipo de gobierno íntegramente femenino. Y en la oposición hay tres ediles socialistas. En la cita con las urnas había siete sillones en juego, dos más que en 2019.

Avance del PP

La victoria en Cartajima se convirtió en uno de los símbolos del avance inédito que el PP ha experimentado en el ámbito rural malagueño. Especialmente, en un feudo tradicionalmente socialista como la Serranía de Ronda. El vuelco se vio también ilustrado por el logro por primera vez en la historia del escaño de esta comarca en la Diputación. Y, además, arrojó varios respaldos electorales más casi tan contundentes como el cosechado en Júzcar. Sin ir más lejos, en Benarrabá, Jimera de Líbar y Alpandeire, los populares gobiernan con una holgada mayoría de seis sobre siete concejales y sólo hay en la oposición -en cada uno de estos tres ayuntamientos- un edil del PSOE.

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