La niebla que estos días invade nuestras costas, los marineros y pescadores desde El Palo hasta Estepona la conocen como el taró, nombre de origen fenicio que como muchas otras palabras, costumbres y en definitiva cultura, hemos heredado de los llamados transportistas de la Antigüedad.

Malaka, que así llamaron a Málaga, recibió elementos de culturas de origen lejano gracias a las rutas que los fenicios implantaron a lo largo de todo el Mediterráneo hasta la actual Cádiz.

Los fenicios habitaron en diversos asentamientos de la provincia como Toscanos, Chorreras o La Loma.

En cuanto a costumbres, los fenicios llevaban en procesión a la diosa Malac desde el santuario del Higuerón hasta lo que hoy son las playas del El Palo, allí introducían a la diosa en el mar para que bendijera las aguas para que la pesca fuera abundante durante el resto del año.

La ancestral divinidad conocida también como Noctiluca tenía consagrada una isla en medio de una ensenada donde hoy se encuentra La Cala del Moral; la isla desapareció debido al cono de arrastres del río Totalán. En el santuario se puede ver el ídolo prehistórico, una piedra que debido a la erosión tiene la forma de una mujer envuelta en un manto. Más abajo, en el paseo marítimo podemos ver también hoy en día una estatua de Noctiluca realizada por el malagueño Jaime Pimentel.

Por tanto parece que las costumbres y fervores que ahora tenemos se parecen bastante a los que los fenicios ya practicaban, parece que esta tradición de la diosa Noctiluca pudo ser origen de nuestra tradicional bendición de la Virgen del Carmen. Cambiamos las divinidades pero no las costumbres.

Esperemos que este año el taró nos deje ver entrar a nuestros marineros y pescadores con la Virgen del Carmen en el agua y como decía mi abuela, por fin nos podamos ya bañar «con las aguas benditas». Porque hasta que no entraba la Virgen ella no se bañaba.