Lo fácil era ganar en las urnas. Lo difícil empieza ahora. Mariano Rajoy lo sabe y en un mensaje con tono institucional advirtió ayer noche a los españoles de que no esperen un milagro pues España atraviesa la situación más delicada de los últimos treinta años. Por ello urge la toma de decisiones pero también que desvele, con todos sus puntos y comas, la hoja de ruta trazada con la que pretende sacar a España de esta situación de emergencia que hereda tras la nefasta gestión económica del Gobierno deZapatero.El nuevo ejecutivo del PP, que ha logrado el mayor apoyo de su historia en las urnas, se encuentra con un país hundido en el desencanto,con una endemoniada situación económica y con la difícil tarea de gestionar el complicado final de ETA. La misión no es sencilla. Nadie lo dijo. La brutal crisis económica que asola a media Europa y castiga a España con más virulencia que a otros países requerirá de medidas excepcionales, de un fuerte ajuste en el gasto público y la más que segura toma de decisiones impopulares. Lo advirtió Dolores de Cospedal: «Algunos, los que no se han quejado nunca hasta ahora, van a protestar mucho cuando Rajoy diga todo lo que hay que hacer para sacar el país

adelante».

Aún no conocemos la letra pequeña de esas recetas económicas o qué sectores serán los más damnificados por la tijera de Rajoy. En una Europa de mayoría conservadora se apuesta por la contracción de los servicios públicos para mantener los grandes equilibriosmacroeconómicos. Hasta el momento, Rajoy ha guardado silencio. Ayer no adelantó ninguna medida (no era el momento) salvo sucompromiso de que gobernará para todos, que dejaremos de ser un problema para ser una solución o que España tendrá voz firmeen la UE. Grandes palabras que deberá refrendar con la misma convicción cuando afine la letra pequeña. Seguramente hoy mismo ya adopte alguna medida y es para celebrarlo pues nadie discute la necesidad de acometer esas profundas reformas para evitar

que España entre en una nueva recesión. Lo que se discute es la forma de meter la tijera, no el uso

de la tijera.

Si en materia económica deberá salvar innumerables obstáculos, Rajoy tiene que gestionar también el fin de la banda terrorista sin levantar ampollas y teniendo como única arma de negociación la política penitenciara de acercamiento de presos al País Vasco, ya que es descartable que modifique el Código Penal para dar beneficios penitenciarios a los asesinos de ETA. Además, la fuerte irrupción de la izquierda abertzale con grupo parlamentario propio complicará aún más este escenario.

También deberá Rajoy impulsar un adelgazamiento de las estructuras autonómicas (son las comunidades las que más incumplen con el déficit público) y enfrentarse al pulso de los nacionalistas (los vascos pedirán un nuevo marcojurídico y político y los catalanes persiguen un nuevo marco fiscal).

Y si el reto de Rajoy es mayúsculo, el del PSOE no es menor. Administrar esta severa derrota será complicado pues deberá levantarse y construir un nuevo liderazgo. Rubalcaba cosechó los peores resultados de la historia de su partido y anunció ayer noche que ha pedido a Zapatero la convocatoria cuanto antes de un congreso ordinario,

pero no dijo qué papel jugará en el futuro del PSOE. Son tiempospara la meditación.