Hablaba el Dúo Dinámico del final del verano y en Málaga, aunque con seguridad tendremos días de sol y playa hasta noviembre, el final de la Feria marca un punto de inflexión en la cotidianeidad malagueña y hace que, de una u otra forma, cada uno asuma que en breve comienza la rutina. Otra vez. Y tiene gracia que sea yo quien escriba esto cuando cuento las horas para irme de vacaciones. Siempre me gustó el mes de septiembre.

La semana que hoy comienza puede que sea la más extraña del año, eso sí. La inactividad se apodera de la ciudad, en calma chicha. Informativamente hablando también. Ni spam entra en el correo electrónico. Y pronto se nos olvida la Feria y sus estragos. Ya se ha acabado€ ahora a comer avecrem hasta Navidad. Acertadamente un reportaje de este periódico hablaba de la gran fiesta del tupperware. Ha sido la Feria de la crisis€ y no sólo económica. Ahora que cualquiera sabe, porque para algunos, incluido el Ayuntamiento en su espectacular balance, ha sido la mejor del mundo mundial de la galaxia sideral de todas las ferias conocidas y celebradas en la Humanidad y en el sur de Europa, botellódromo de Santo Domingo incluido. Porque ya se sabe que los orines se limpian. Suerte que tiene el Centro, en ese sentido. Allí se cogen las cogorzas, pero se sueltan a la vuelta en los barrios aledaños€ Y esos restos siguen ahí. Y seguirán como si fueran el resultado de la mala digestión de algún ilustre personaje. Faltaría colocarle una placa recordatoria: «En esta esquina vomitó Don Pepito en un alarde». El material al gusto, bronce o cerámica.

Ni una pequeña preocupación a pesar de las críticas recibidas. Enrocados en el house y el techno. Y eso no es feria. Me decían que las fiestas populares son precisamente lo que el pueblo quiere. Yo creo que eso es algo de república bananera. A la feria se va a la feria como a la San Miguel se va a la San Miguel y a nadie se le ocurre pedir una Cruzcampo. Y perdón por la publicidad. Y todos los comentarios en contra del gueto se han vendido como una pataleta cofrade. Los incidentes habrán descendido como también lo han hecho los accidentes laborales en la construcción... Ya me dirán si no hay obras con la crisis. La crisis también es de valores. Obviamente, había mucha menos gente por las calles, aunque el gueto alejado y al otro lado del río no ha acabado con la degradación del casco histórico.

La crisis€ Volvemos a la crisis, esa que los políticos son especialistas en obviar hasta que no es demasiado tarde. Y así el año que viene el alcalde ya ha anunciado que se repetirá la experiencia. Y mientras se fomenta el botellón y el consumo de alcohol, que siempre se ha bebido en feria pero no todos saben beber y menos cuando se está empezando porque ni siquiera se tiene la mayoría de edad, las peñas, las que invierten en decorar sus casetas, las que se preocupan de verdad por la feria y su persistencia, que hacen que la feria sea feria, las que ofrecen espacios de calidad ni siquiera han tenido para recuperar gastos. Normal.