Nadie en este bendito país llamado España se plantea un escenario como el que desde el lunes campea en Italia. El país de la pizza y el calcio tendrá como juez para formar el senado a un humorista... Sí, sí, como lo oyen; un tipo que hace reír a la gente. ¿Se imaginan al «Linterna» formando un partido político que su esencia fuese ir contra la política misma y que encima resultase la tercera fuerza más votada en las elecciones al gobierno español con uno cada cuatro votos en su poder? Sé que resulta desternillante el hecho de sólo pensarlo, pero si ha pasado en Italia, ¿por qué no puede pasar aquí?

La frágil credibilidad que los políticos de nuestro país se han ganado, a pulso, por parte de el 99% de los ciudadanos hace que nada sea descartable. La sociedad española está hastiada de los Bárcenas, Pepiños y Urdangarines que campan a sus anchas delinquiendo -presuntamente- por todos los puntos cardinales de la península. Sinceramente, a mí, para que me roben, prefiero que lo haga alguien que me haga reír a que lo haga un tipo con maletín y corbata repleto de clichés políticos en su discurso.

Yo no digo que el pueblo italiano haya obrado con cordura. No conozco al tal Grillo y sus intenciones, pero el hartazgo de la sociedad transalpina con su clase política es más que evidente. Eso sí, a medias, porque Berlusconi, después de tener que dimitir por sus escándalos sexuales, se volvió a presentar a unos comicios y ha sido la ¡SEGUNDA! fuerza más votada, pese a haber dejado el país hecho un «Cristo» con tanto «bunga bunga».

Pero claro, para que España siga los pasos de Italia primero tiene que elegir a un presidente de un club de fútbol para que gobierne el país, como sucedió con Il Cavaliere durante años, que compartió su puesto en la política con su mandato en el AC Milan.

¿Se imaginan a Florentino Pérez en La Moncloa? Parece utópico, pero el 100% de madridistas españoles, que son muchos, depositarían su confianza en el mandatario merengue. Y más visto lo visto ayer en el Camp Nou, donde el Madrid pasó por encima del Barça en las semifinales de Copa.

Es lo que tiene el fútbol, que mueve hasta la política. O si no que le pregunten a Berlusconi, que después de la machada del Milan ante el Barcelona en Liga de Campeones, la intención de voto por su candidatura se disparó en las encuentas.