Cuando llueve tanta desgracia para los que menos tienen el turismo es, desde hace años, el único sector de la economía española y andaluza que mantiene no solo el tipo sino que nos da alegrías, aunque sean ciertamente pasajeras. Los meses de verano, sobre todo agosto, han sido excepcionales a tenor de las cifras de ocupación, aunque no tanto del gasto por turista. No es dado el consejero de Turismo y Comercio, Rafael Rodríguez, a echar las campanas al vuelo, sino que suele medir sus palabras y sus opiniones y por ello tiene más valor el análisis que desde la Consejería se ha hecho, abriendo un campo de búsqueda de soluciones con los empresarios para trabajar en común en algo que, desde que tengo uso de razón, se viene diciendo y explorando: tenemos que salvar la temporada baja, o sea, los meses invernales. Este sigue siendo el reto porque ya en el horizonte más cercano se da por sentado el cierre de hoteles, ni tan siquiera salvados por los viajes del Imserso, cada vez con menos ayudas.

La consecuencia inmediata será el incremento del paro y poner en evidencia que aún estamos lejos de crear empleo neto, por desgracia. El turismo no es la tabla de salvación de la economía española aunque, en ocasiones, sea un bálsamo entre tanta desgracia, pese a que la mayoría de los contratos de trabajo hayan sido precarios, a la baja y con el tiempo tasado.

En la estrategia de la Consejería de Turismo parece establecerse la cultura del diálogo con las partes, el análisis sereno y ponderado y la toma de decisiones en las que se contempla, de forma real y manifiesta, el valor de retorno del euro invertido en la promoción, captación de nuevos mercados y afianzamiento de los tradicionales. Puede que este sea el camino pero poco se avanzará, con los medios económicos disponibles que tiene la Consejería, si no se cuenta con las empresas del sector. Esperemos que por este camino se pueda seguir trabajando en romper la estacionalidad y afianzar el crecimiento. La seriedad y rigor con que trabaja esta Consejería nos hace pensar que podemos seguir avanzando. Tenemos suficientes alicientes y diversidad para conseguirlo.

¡Manolo, coño! No puedo ocultar mi debilidad por Celia Villalobos, la marujona mayor del reino. Da tanto juego que con sólo recordar su grito de guerra a su chófer cuando era ministra del «bichito», con el cabreo subido hasta el moño, «¡Manolo, coño, vamos!», se siente uno reconfortado por su elegancia, sus cuidados modales y por su acreditado dominio del lenguaje, por no decir de su lengua, que se llevaba de calle a quien se le pusiera delante.

Por eso no entiendo que, desde sus pocos minutos de gloria como presidenta accidental del Parlamento, llegara a pedir que se aplicara la democracia en Andalucía, provocativa provocación tendente a tapar las vergüenzas políticas y mentiras de su presidente, don Mariano Rajoy. Luego de meter la pata hasta el corvejón pidió disculpas con los labios apretados, lo que no evitó que el socialista Eduardo Madina, en dos palabras, le dijera lo que mucho pensamos: ¡Vaya papelón!

La que fuera alcaldesa de Málaga gracias a su promesa de cerrar la herida abierta del río Guadalmedina y la incompetencia de los socialistas para fabricar un programa ilusionante (Martín Toval) está en sus horas más bajas, situada en la peligrosa menopausia de ideas, porque cuando esto sucede sólo resta el grito y la bronca. Y no es tiempo para ello. Creo que Celia Villalobos se merece un lugar al sol, y si es lunes, mejor que mejor.

Unicaja, paso final

No hay tiempo para más. Lo sabe el presidente de Unicaja Banco, Braulio Medel. O cierra los dos frentes abiertos (quizás, tres) o el futuro para la entidad andaluza será muy otro al diseñado. Por un lado, la negociación con los sindicatos para reducir un 20% los costes laborales y, por otro, la integración de Ceiss. Para la primera ha tirado de manual y ofrecido a los trabajadores un plan que contempla el ahorro de 50 millones, puesto ya en tela de juicio por los representantes de los trabajadores. Estos dicen que hay otros yacimientos dentro de la entidad donde recortar y no recaiga todo el peso en los 4.500 trabajadores. El otro frente no es menor, por su carga política, porque se lleva mucho tiempo diseñando la estrategia para la oferta de canje de las preferentes de Ceiss. Será como agarrarse a un clavo ardiente.

El oficio de Braulio Medel en este campo y su acreditada capacidad para la negociación abren la esperanza para cerrar unos acuerdos que convertirían a Unicaja Banco en la tercera entidad en el ranking de grupos de cajas. Y Andalucía lo necesita.

P.D.- (1) Un grupo de amigos de Antonio Lozano, exviceconsejero de Presidencia de la Junta, vamos a salir a las calles y plazas de pueblos para pedir calderilla con la que sumar los milloncejos de euros que de fianza le ha impuesto la jueza Alaya.

(2) El copago, promovido por la ministra Ana Mato, no entrará en vigor el día 30 de octubre en Andalucía. El Gobierno andaluz tiene sensibilidad social, la misma que le falta a la ministra del «yaguar».