Un hijo llora por la muerte inminente de su padre, Adolfo Suárez. La historia de la Transición española se cerraba ayer con esas lágrimas y las de Santiago González cuando fue a verle al hospital. González fue el jefe de prensa del primer presidente democrático de España, y oírle contar que visitó a su amigo hace poco y que éste ya no le recordaba y le confundía con otros personajes políticos de aquellos días resultaba emocionante. A pesar de los años de retiro y Alzheimer nadie ha olvidado a Suárez. Málaga desayunaba con una alfombra roja recorriendo sus calles y con dos excelentes embajadores más de la provincia, Vicente del Bosque y Diana Navarro, un marqués y una princesa, pero una sombra existencial iba y venía en el casi quieto oleaje de la playa de la Misericordia, frente al edificio de la Diputación…

Adiós

Iñaki Azkuna, el afable alcalde de Bilbao, el menos nacionalista de los nacionalistas vascos, llevaba tiempo luchando con el cáncer, y en la noche del jueves se dejó al fin vencer con una dignidad que a todos ha impactado. Antonio Gala decía al recibir la Medalla del Ateneo malagueño que aprovechaba Málaga para decir ya adiós a la vida, con una serenidad poéticamente implacable. El juez del 11M, Gómez Bermúdez, cuya hermana Maribel es jueza en Málaga, le miraba con admiración. Pero como siempre, y no será la última vez que yo lo escriba, al sol de la ciudad nada de todo esto parece importarle. Antes de ayer también nacía la primavera. Lo anunciaban los muñequitos del buscador Google, con una regadera animada que hacía brotar simpáticas plantitas en la pantalla del ordenador.

Diana y del bosque

Ayer, ya entrada la primavera, la portada en papel de La Opinión traía al alcalde De la Torre emulando a Leonardo Di Caprio cuando se sentía el rey del mundo, abriendo los brazos sobre la proa del Titanic de James Cameron, pero esta vez en la malagueña plaza de la Constitución. Ahí cualquiera puede aprovechar el fondo azul colocado ex profeso para que le vean en una gran pantalla convertido en protagonista de cine. Eso parecía Diana, una estrella recién nombrada Hija Predilecta de la provincia cuando levantó a Del Bosque y a su entrañable segundo de a bordo en la Selección, Toni Grande, tras cantar a capela la salve marinera. Resultó estremecedora, elegante, como sólo ella puede cantarla, sobre el escenario del auditorio Edgar Neville de la Diputación. Y volvieron las lágrimas, pero no la tristeza.

Down

Y aún más cosas pasaban ayer mientras eso pasaba, y lo recordó Del Bosque, con su hijo Álvaro en la emoción y en la mirada, al pedir respeto y concienciación con el Día Internacional de las personas con Síndrome de Down. El seleccionador nacional de fútbol es un tipo justo y necesario, y ayer volvió a demostrarlo con una naturalidad y una solidez en sus convicciones morales que derrumba toda impostura en los demás. Qué formidable carambola, o qué buen pase tan cerca del área, que la mujer de Vicente del Bosque sea malagueña, un encanto. Y que tanto él como Toni Grande hayan convertido San Pedro Alcántara en su otra casa. Vivir el acto desde dentro fue como llegar a casa después de un largo viaje a Michigan. Alucinante.

¡Suerte, malagueño!

Ya saben que Michigan es uno de los 50 estados de EEUU, localizado en la región de los Grandes Lagos, en el llamado Midwest, o Medio Oeste norteamericano. Les sonará la capital de la industria automovilística,-aunque ahora está a la baja con la debacle de General Motors y todo eso-, Detroit, que es la mayor ciudad de Michigan. Como también ayer empezaba el 17º Festival de Málaga, algunos sentimos un gran orgullo por poder pasar 321 días en Michigan, ni más ni menos que en la Sección Oficial de Largometrajes, gracias al director de la película que lleva ese título, el malagueño Enrique García. Enrique no sólo es un tipo estupendo, sino que fue compañero del periódico en los inicios y el hecho de ver un cortometraje suyo participando en alguna sección del Festival cada año se había convertido en una costumbre. Pero sus últimos trabajos pedían ya a gritos el salto al largo. Y el largo nos lleva a Michigan, pero sin salir de la cárcel, y con actores malagueños de primer orden. ¡Toma ya!

No llores, vuela

Y ya ayer por la noche, la gigantesca mirada pequeña de Jennifer Connelly en la pantalla del Cervantes, protagonista de la película de inauguración, No llores, vuela, la mágica cinta de la peruana Claudia Llosa, ponía casi todo en su lugar. La directora premiada con el Oso de Oro en Berlín en 2009 por La teta asustada se empieza acostumbrar a Málaga, y nosotros a su personal manera de narrar cómo una madre, por ejemplo, con la delicada belleza de Jennifer Connelly, saca adelante a sus dos hijos, uno enfermo, en circunstancias adversas. No llores, vuela. Y si lloras, que sea escuchando una salve marinera, a ser posible en Málaga… Porque hoy es sábado.