El PSOE sigue metido en el fondo de saco de su propio discurso político, agotado hace mucho, y, siendo objetivos, no hay razones para pensar que la votación interna de mañana desbloquee esa situación. Ha quedado patente que los dos candidatos jóvenes son políticamente correctos, y lo que el Partido Socialista necesita es incorrección política a raudales, la misma que alienta en la calle y de momento sale por donde puede (por el no-sensato «Podemos», por ejemplo). El único candidato que aparenta cierta enjundia es el veterano Pérez Tapias, que al menos transpira el encanto de la vieja izquierda. Mucha gente del centro y la derecha se preocupa ahora por el futuro del PSOE, como factor de estabilidad, pero ese es el signo inequívoco de que este PSOE no les preocupa, o sea, no les causa inquietud, y una izquierda que no inquieta a la derecha tiene motivos de verdad para temer por su futuro.