Batman cumple 75, y Superman es un año mayor. Aunque de niño empecé siendo seguidor de Superman, me parecía una historia demasiado fantasiosa, con los dichosos superpoderes, y Batman resultaba algo más creíble. Digamos, por asimilación al tono de la época, que Superman era una especie de ángel, y Batman sólo un santo lleno de coraje. Por otra parte el ambiente en que hacía vida el buen-chico-Clark Kent era bastante normal (aunque nada de lo americano fuera corriente en España), mientras que Batman se movía en un inquietante mundo gótico, que añadía misterio y sombra a la cosa. Como todo eso se graba en el disco duro, mi generación también está influida por los superhéroes. En lo personal, puede que a partir de ahí empezase a desconfiar de lo milagroso que nace en un mundo vulgar, y a mostrar afición a los meros prodigios que surgen de la realidad cuando no la aplasta el exceso de luz.