El alcalde de Málaga se fue el otro día a la depuradora del Atabal a presentar una campaña en pro del agua de Málaga. Sus enemigos dicen que hace aguas, pero él lo que hace es campaña. Electoral. Ahora en su vertiente acuática. La calidad del agua malagueña se mejoró en 2005 pero es ahora cuando al munícipe por antonomasia le ha entrado la sed. Malagueñismo pasado por agua. Agua del grifo. Otras ciudades, con agua salutífera, que no son todas, también han hecho esto, si bien no en precampaña. En estos tiempos en los que lo que prima es al enemigo ni agua, el alcalde dice agua para todos. Nos unimos decididos a esa campaña a favor del agua malagueña y malaguita. Que rule. Malagueña y exquisita, no solo la cerveza. Viva el agua, también con whisky o con una rodajita de limón, agua purificadora de buena mañana o agua para la sequedad de la boca, la sed después del gimnasio. «Se sobrevive sin amor, pero no sin agua», nos dejó dicho un filósofo aunque también podría haberlo dicho el consejero delegado de Font Vella.

De la Torre siempre ha tenido buena relación con el agua. Políticamente es como anfibio, dado que puede vivir en cualquier medio, políticamente. Sus panegiristas proclaman los muchos largos que se hace o hacía en la piscina del Club Mediterráneo. Y en las hemerotecas están sus chapuzones en la anual travesía en el Puerto de Málaga. Boquerón De la Torre.

Agua: fue polémica su iniciativa acerca de las duchas con pocos litros para ahorrar agua. Ahora se contradice y nos incita a consumirla a chorros, a mansalva, a tutiplén y a cascoporro. Agua ahora y agua luego, ajo y agua, aguador, otra de agua. Aguanta De la Torre lo que le echen sin mojarse, aunque ahora le llueven imputaciones en su equipo de Gobierno, su partido le roba gente para la Junta y encima sus gerentes son indiscretos y un tanto bocachanclas. Para colmo, su pacto con Ciudadanos ha hecho agua, ha naufragado y está más solo que la una. Que la una metida en agua. Le van a hacer falta branquias para esta etapa final de mandato, buceando en los problemas. Pero él va tranquilo, todo fluye, todo pasa, los enemigos se aburren, pensamiento líquido. La oposición necesita tomar aguardiente para hacerle frente. La realidad de la campaña podría ser pintada en un aguafuerte. El agua para el que se la trabaja. Otra ronda, alcalde.