Hay una misiva escrita en 1855 por Noah Sealth -jefe de los suquamish, tribu de origen amerindio que se asentaba en el actual Estado de Washington- en respuesta a la propuesta del presidente de los EEUU, Franklin Pierce, de la venta de sus territorios a cambio de crearles una reserva en las montañas donde pudieran vivir según sus costumbres y finalizar con la hostilidad entre indios y blancos, lo que suponía la toma de poder y el despojo de sus tierras. Esta carta está considerada por los ecologistas como el primer manifiesto en defensa del medio ambiente y la naturaleza; una manifestación admirable y profunda que ha pervivido en el tiempo por su gran sensibilidad y apego a su orbe.

Hoy más vigente que nunca, entre sus revelaciones más rotundas y veraces, el gran jefe Seattle le replica al gran jefe de Washington: «¿Cómo se puede comprar o vender el firmamento, ni aun el calor de la tierra? Dicha idea nos es desconocida€ Somos parte de la tierra y asimismo ella es parte de nosotros. Las flores perfumadas son nuestras hermanas; el venado, el caballo, la gran águila; estos son nuestros hermanos. Las escarpadas peñas, los húmedos prados, el calor del cuerpo del caballo y el hombre, todos pertenecen a la misma familia».

Se conmemora el Día Mundial del Medio Ambiente con 10.000 muertes al año por las consecuencias de la contaminación del aire en España. Desde el Ayuntamiento de Málaga ya nos tranquilizaron diciéndonos que somos una de las ciudades con buena y aceptable calidad del aire, manifestaciones éstas que no pueden desorientarnos ante el comprometido problema de la polución. Parafraseando al gran jefe Seattle, cada parcela de esta tierra, Málaga, es sagrada para mi pueblo. Actuemos para preservarla.