Anda revuelto este otoño que no ha hecho más que comenzar. Y será muy caliente, con guerras abiertas, en unos casos y con navajazos traperos, en otros. No es para divertirse pero les aseguro que no habrá tiempo para aburrirse. Quim Torra, cada vez más desquiciado, sigue en la lucha que no le lleva a nada. Bronca, crispación, en ello es especialista el presidente de la Generalitat. Lamentable espectáculo en el Parlament, con aptitudes crecientes de crispación, negando el estado de derecho en el que vivimos. Y detrás, un juez que manda a prisión a presuntos terroristas, ligados a los radicales independentistas a los que ya recomendó Torra que se apretaran los machos para luchar contra un estado opresivo y no democrático como Torra tildó a España. Y me temo que irá a más conforme nos acercamos a la sentencia de los presos políticos, parece ser que a mediados de octubre, en fechas próximas al inicio de la campaña electoral.

Campaña en la que irrumpió Íñigo Errejón como un obús. Su vuelta al ruedo de la política nacional abre demasiadas incógnitas en la izquierda y no pocas esperanzas de llegar al poder en la derecha. La izquierda llega a las elecciones fraccionada en tres, tal cual la derecha. Por mucho que Errejón reitere que llega para mover a los desafectos, a los cabreados y a quienes no tienen intención de votar, lo cierto es que ahonda en una brecha de consecuencias electorales desconocidas por más que los sondeos sigan dando a la izquierda la mayoría para gobernar. Sí tengo una cosa clara y coincido con Eduardo Madina cuando afirma que la repetición electoral es «un inmenso fracaso que la sociedad española no merece». Y añade: «Este desastre institucional refuerza el mensaje populista y neofascista de que la democracia no funciona».

Yo no me lo creo. Nuestra democracia está fuerte y sólida y lo tendrá que demostrar en las urnas el 10 N. Y para animarlas, nuevos actores saldrán del proscenio. Íñigo Errejón meterá el cazo, primero en Podemos y después en el PSOE. En Andalucía Mas País busca un lugar al sol. Puede tener diputados en Sevilla y Málaga. Si consigue 9 diputados a nivel nacional serán votos que, mayormente, estaban tasados en los dos partidos que fueron incapaces de entenderse. No extraña, pues, que tanto Podemos como PSOE ya anden a la gresca con Mas País, el partido creado por Errejón. La derecha, que también anda a palos, espera ver cómo los partidos de izquierda se tiran a la yugular y recoger el fruto, o sea La Moncloa. La derecha no hace asco a entenderse aunque con ello tengan que caer en las redes de la ultraderecha. Ya funcionan algunas encuestas pero que son poco creíbles aunque en todas ellas la caída de Ciudadanos es manifiesta. Rivera, de soñar con La Moncloa, aparece como necesaria muleta. Veremos con quien. Ciudadanos y Partido Popular, a nivel nacional, ya están en guerra electoral.

No parece que ello vaya a afectar al Gobierno andaluz. Bendodo y Marín se entienden. Ya están mano sobre mano para preparar los presupuestos de 2020. Y Vox, vigía en las tinieblas, ya tiene dicho, como siempre, que dejará sentir su aliento ultramontano en el cogote de los dos partidos que gobiernan. Pero no toda el agua está bendecida. Ciudadanos ha demostrado en Andalucía que tiene muy poco banquillo, que le dimiten cargos políticos en las consejerías de la que es responsable y que su gestión se diluye en el magma que envuelve al Gobierno andaluz. Y de ello, nuestro ínclito y campechano consejero Jesús Aguirre. Hace mal la oposición pidiendo su dimisión. Primero, porque Moreno Bonilla lo mantendrá contra viento y marea y, segundo, porque el consejero 'chupetón' les dará tardes de gloria con sus meteduras de pata como está demostrado en la gestión de la listeriosis y la empresa responsable Magrudis, con dos de sus propietarios en prisión. Aguirre es, por sí mismo, un enfervorecido hooligans de sus obligaciones políticas y ya los sindicatos y los partidos de la oposición trabajan para meterle las cabras en el corral de la sanidad pública. Hay donde rascar, dicen.

P.D.- (1) Franco a Mingorubio. Escuché a un tertuliano de Canal Sur Radio que conviene normalizar todo lo que rodea a Franco. La dictadura, los miles de asesinados enterrados en las cunetas, los cuarenta años de oprobio y sin libertad, no se pueden, no se deben, normalizar.

(2) Teresa Rodríguez, líder de Adelante Andalucía, busca la cuadratura del círculo queriendo unir a las izquierdas andaluzas. Buen intento, con el permiso de su cariñoso enemigo, Pablo Iglesias.