En ocasiones nos hacemos esclavos de nuestros pensamientos sin aceptarlos. Aprender no solo a aceptarlos sino a dejar que pasen por nuestra mente con libertad sin provocar malestar requiere práctica y tiempo.

Al no trabajar la paciencia o la capacidad para encontrar y mantener la calma, los pensamientos negativos pueden ser capaces de generar tristeza, rabia, miedo€ provocando reacciones impulsivas, bloqueos, llantos e incluso reacciones fisiológicas.

Nuestros pensamientos no suponen el 100% de nuestra realidad, aunque cierto es que están muy relacionados con nuestros sentimientos y con nuestras actitudes

La forma de pensar y la forma de ser guardan una estrecha relación, siendo más fácil hacer modificaciones en el cambio de pensamiento que en la personalidad.

Según pienses, así sentirás y en consecuencia, reaccionarás y tomarás las decisiones en relación a tus emociones. Para ello es importante incidir en los aspectos positivos de nuestra personalidad y no enquistar los problemas o las debilidades. Al final serás lo que más usarás y mejoraras cuanto más trabajes en tu forma de pensar.

¿Cómo se puede ir modificando determinados pensamientos y qué técnicas podemos utilizar para ello?

Para conseguir conocernos mejor lo más importante es aprender a calmarse, a parar, a reflexionar y así reconocer lo que estamos pensando y sintiendo. Para ello podemos aprender a respirar y meditar. Si somos capaces de entrenar la meditación durante un tiempo, podremos llegar a centrarnos en nosotros mismos en cualquier lado y momento. A través de la meditación no solo conseguiremos reconocernos, también mejorará nuestra capacidad atencional, conseguiremos rebajar el estrés, dormir mejor o relajarnos en momentos puntuales.

Una vez que sabemos calmarnos, toca reconocer lo que sentimos, por ello es importante hacerse buenas preguntas y no juzgar antes de sentir. Aprender a reflexionar de una manera constructiva también requiere práctica, ya que las preguntas deben ser en un lenguaje positivo, favoreciendo el avance y la solución de problemas.

Resulta fundamental el entrenamiento de un diálogo positivo. Para ello podemos escribir los pensamientos negativos y transformarlos en positivos de una manera lógica y natural. No sirve de nada hablarnos de manera irreal y con expectativas inalcanzables. Para este entrenamiento es importante comprometerse con el propio diálogo evitando las quejas y las excusas, con el objetivo de estructurar de nuevo nuestra forma de pensar y centrarnos en lo que realmente queremos.

Otra estrategia a seguir cuando nos invaden muchos pensamientos negativos y sentimos que nuestro estado de ánimo empeora de manera considerada es el deporte. Saber reconocer ese momento para poder reaccionar y tomarse un tiempo de recuperación a través del deporte. Salir a caminar, o correr, a patinar, a pasear al perro, a nadar... El deporte te ayuda a desahogarte, te hace sentir mejor contigo mismo al liberar endorfinas encargadas de generar sensaciones de bienestar y relajación, y te genera autoestima por la tonificación muscular y la mejora de la imagen corporal.

Las técnicas de relajación y meditación para mejorar nuestro auto conocimiento y saber cómo pensamos y en definitiva, como reaccionamos y somos.

El autodiálogo positivo y la visualización para regular emociones y adquirir nuevos hábitos de pensamiento que nos favorezca el desarrollo y la calidad de vida.

El deporte como alternativa a las crisis cuando no tenemos fuerza o capacidad durante los entrenamientos del cambio de pensamiento.