La historia comienza cuando en 2018 Rajoy es relevado por Pedro Sánchez mediante una moción de censura que los independentistas apoyan de forma decisiva. A raíz de ella Pedro Sánchez emprende un camino de mucho riesgo para intentar desactivar el secesionismo haciendo concesiones, buscando de paso asegurar su mayoría (o al revés, eso va en gustos). La derecha tacha desde el primer día de ilegitimo al Gobierno y se considera a su vez legitimada para hacer todo lo que sea para cortar ese camino buscando de paso hacer cosecha de votos (o al revés, eso va en gustos). Puesto que la obligada renovación parcial de órganos como el Consejo del Poder Judicial y el Tribunal Constitucional puede dar más peso en ellos al Gobierno y sus aliados, opta por bloquearlos a la espera de otras elecciones, a lo que el Gobierno acaba respondiendo con un desatascador demasiado fuerte. Y ahí estamos.
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