MIRANDO AL ABISMO

Platón, la política y los filósofos

María Gaitán

María Gaitán

Ya dijo hace muchos siglos Platón, (que no se llamaba Platón pero eso lo contaré otro día), que la democracia traería la infelicidad a los hombres. Esto dicho así, parece muy catastrofista y un tanto dramático, pero hay que comprender que Platón entendía dentro de lo dualista de su filosofía que la racionalidad y el conocimiento eran el centro de todo. Este todo englobaba para el filósofo al hombre en todas sus facetas.

En una de sus obras más conocidas, ‘La República’, Platón nos habla de cómo sería su ciudad ideal y nos da también su opinión acerca de las nuevas formas de gobierno que empiezan a surgir en su entorno, entre la cuales está la democracia. Por etimología y derivación podemos ver que la palabra democracia proviene de dos palabras griegas y significa el gobierno del pueblo. La primeras democracias griegas, como la ateniense, son la prueba de que por primera vez en la historia el poder residía en las manos del pueblo. Todo este preámbulo venía a que a Platón no le gustaba nada la democracia, no porque el pueblo tuviera el poder sino por lo que haría el pueblo con el poder cuando lo tuviera. El filósofo se dio cuenta, ya en aquellos siglos que tan lejos nos quedan, que sin la racionalidad y el conocimiento el pueblo no era más que un rebaño grande. Ovejas, nos veía como ovejas y no hay más que ver las sociedades actuales para saber que tenía razón.

Una de las primeras diferencias que observamos entre nuestras democracias y la ateniense es el conocimiento ciudadano de las cosas que pasan en la ciudad que habitan y la formación en general de los individuos que viven allí.

Hoy en día, a pesar de que la educación es pública y todos pueden acceder a ella, el nivel de conocimiento de la población cada vez desciende más y esto repercute en la desidia y el desinterés de las nuevas generaciones por la política. Hay que sumar a la falta de interés por adquirir conocimientos y por formarse de las nuevas generaciones un hartazgo por los dimes y diretes de la política que encuentran en sus padres, abuelos, profesores y la gente en general. Estamos hartos, cansados de unos y otros y de que nada cambie.

Es normal, no vengo yo hoy a criticar eso. Hoy vengo a recordar que lo social es político y que aunque el miedo de Platón a que diéramos el poder por sentado y olvidáramos que, como le dijo el tío Ben a Peter Parker, «Un gran poder conlleva una gran responsabilidad», era real y está pasando, no podemos dar por perdidas a las nuevas generaciones y no podemos abandonar el conocimiento y el estudio.

No podemos dejar al pueblo sin cultura y sin formación, porque un pueblo sin cultura le abre la puerta al fascismo, al odio, al miedo y donde cabe el miedo desaparece la libertad.

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