Lo que debe hacer el CAC Málaga para asegurarse su futuro

Vuelven a la actualidad las polémicas en la gestión del Centro de Arte Contemporáneo de Málaga, que debe iniciar una nueva etapa, liberada de nombres y personalismos, para garantizarse un horizonte prometedor

Fernando Francés, a su llegada a los juzgados por el caso Invader

Fernando Francés, a su llegada a los juzgados por el caso Invader / Jorge Zapata/EFE

Víctor A. Gómez

Víctor A. Gómez

Han coincicido en la actualidad de estos días varias noticias sobre el Centro de Arte Contemporáneo (CAC) de Málaga, acontecimientos de diversa índole que, uno al lado del otro, conviviendo en un escueto plazo de tiempo, terminan manifestando una notable preocupación por lo que lleva (y sigue) aconteciendo en el antiguo Mercado de Mayoristas.

De un lado, se celebra en la Ciudad de la Justicia el juicio contra el artista francés Invader y el exdirector del CAC Málaga, Fernando Francés, acusados ambos de un delito contra el patrimonio al, supuestamente, haber instalado el creador anónimo galo cerámicas en edificios declarados como Bien de Interés Cultural, a partir de la invitación del gestor cántabro. En el tribunal, lo esperado: Invader declara, a través de sus letrados, que Francés le expresó que contaba con una autorización para su 'invasión'; el entonces director del CAC insiste en que todo se hizo con nocturnidad, alevosía y sin que él supiera nada. No se preocupen: todo se solventará con, a lo sumo, una multa de 36.000 euros y santas pascuas.

Pero yo no me olvido de dos cosas: primero, de que Fernando Francés, en su momento, dijo que aquellas cerámicas de marcianitos eran más valiosas que los edificios (patrimoniales, protegidos) en que se incrustaron; segundo, de que éste y unos cuantos amigos (periodistas y opinadores más o menos influyentes) se hicieron con él un selfi grupal bajo la flamenca del Palacio Episcopal, todos sonrientes y en clara actitud desafiante ante las críticas de diversos estamentos sociales a la instalación. Todos ahora, con Francés cotizando a la baja y lejos ya de la Junta de Andalucía (después ahondaremos en ello), en silencio sepulcral.

También estos mismos días trabajadores del centro artístico denunciaron a través de este periódico que llevan cuatro (4) años aguantando veranos de altas temperaturas sin aire acondicionado: ni la sala de exposiciones, ni la recepción, ni la librería tienen las máquinas de aire en funcionamiento, por lo que las dependencias llegan a temperaturas de más de 30 grados (un mercurio que, imagino, no será el recomendado por los conservadores de obras de arte). «Gran parte de los empleados hemos sufrido golpes de calor, mareos, vómitos y bajadas de tensión», afirma una de las trabajadoras, que argumenta que cada vez que viene la inspección de trabajo se ejecuta una medida provisional (introducir gas en el aire para ofrecer la sensación de una menor temperatura) que a las dos semanas termina cayendo en saco roto.

Sigamos. Informa 'Diario Sur' que Gestión Cultural y Comunicación (la empresa de Francés que éste le vendió a un amigo empresario para que pudiera optar a una nueva concesión ya que el cántabro fue nombrado secretario de Innovación y Museos de la Junta de Andalucía: ahondaremos en ello) se hará cargo del centro un año más, habida cuenta del retraso en la redacción del nuevo pliego para la concesión del museo municipal. Aseguran desde la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Málaga que las bases del concurso tendrán un nuevo espíritu, con un mayor control municipal (dicen ellos), menos basado en la filosofía del 'laissez faire' (esto último lo digo yo). Lo cierto es que lo que ha caracterizado estos veinte (20) años con la misma empresa al frente del espacio ha sido un intolerable pasar de todo por parte del Consistorio, así que celebro este cambio de rumbo.

Fernando Francés (de espaldas, con camisa blanca), supervisando el montaje de la muestra con la que volvió a comisariar exposiciones en el CAC Málaga.

Fernando Francés (de espaldas, con camisa blanca), supervisando el montaje de la muestra con la que volvió a comisariar exposiciones en el CAC Málaga. / CAC Málaga

En mi opinión, la nueva etapa del CAC Málaga, si quiere disponer de un horizonte limpio, un futuro prometedor, pasa necesariamente por que este equipamiento del Ayuntamiento se desvincule definitivamente de Fernando Francés y Gestión Cultural y Comunicación (sea de quien sea ahora la empresa). Por muchas razones.  

Regresos y sombras

La primera: ya hemos aguantado demasiadas controversias a lo largo y ancho de estas dos (2) décadas. Desde tuits desafortunados («Todos/as los/as HP que andan sueltos harán huelga y al menos por un día dejarán de joder a los demás»), una denuncia de agresión (que terminó con su exculpación), maneras extremadamente destempladas... La última, sotto voce pero atronadora: tras el fiasco en el Gobierno andaluz, en el que apenas militó unos meses, Francés regresó al Centro de Arte Contemporáneo por la puerta de atrás. Ya no era el líder de la empresa concesionaria (lo era su íntimo amigo José Luis Díaz Noriega, Sepi, empresario hotelero sin experiencia en la gestión artística), ni tampoco el director de la pinacoteca (le sustituyó Helena Juncosa, quien había sido su mano derecha desde la inauguración del espacio). ¿Solución? Sencilla: el cántabro volvió a ser el comisario de todas y cada una de las exposiciones del CAC, su refugio (que pagamos los demás). De empresario a colaborador fijo, asalariado. 

La segunda: si no me falla la memoria, sólo una (1) exposición en la historia del CAC Málaga no ha contado con el comisariado de Francés. Ya no es que hayamos tenido al mismo gestor todo este tiempo sino también al mismo observador y selector artístico, con sus filias y sus fobias, con sus intereses como empresario privado que frecuenta las esferas de lo público. Sólo una mirada, sólo una visión en veinte (20) años respecto a un panorama artístico tan múltiple, diverso y atomizado como el de la creación contemporánea. Todo personalísimo, sin injerencias: ¿podríamos llamar a la cosa francesismo?

Por cierto, en estos veinte (20) años, por poner un ejemplo, el Museo Picasso Málaga ha tenido cuatro (4) directores (el próximo, tras la salida de José Lebrero a final del presente 2023).  

La tercera: cuando se montó el CAC la nuestra no era una ciudad tan orgullosa de sí misma ni de sus capacidad culturales como ahora. Si nuestra fortaleza actual es real, palpable la esfera municipal debería asumir al completo la dirección y gestión de su espacio dedicado al arte actual. Toca demostrar que hemos aprendido un par de cosas en este tiempo, ¿verdad?

Hay muchas más razones para que el CAC Málaga (recordemos: presupuesto de 3,2 millones de euros anuales) se libere de su asociación con Fernando Francés. Quizás la principal: que ya es hora de que trascienda nombres, personas y se demuestre que es nuestro, de los malagueños y malagueñas.

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