MÁLAGA SOLIDARIA

¿Qué es la invasión?

Si eso es invasión, sí, invaden, invaden el infierno con ojos vendados de desesperación esperanzada por unos cuantos mentirosos, mafias, que juegan con almas en vilo, inocentes del dinero, y matados por ello

Fátima Zohra Aharez El Khabaz

Llevo mucho tiempo manejando las palabras, siendo consciente del peligro que tienen con sus múltiples significados que uno da dependiendo del lado del que esté del Mediterráneo.

Son tan poderosas que ellas mismas manejan el mundo a su antojo, no qué tan alto las griten, sino qué palabras dices, y con qué actitud, el traje y corbata ayudan a que estén en mayúscula y el dinero le da el volumen perfecto para resonar en cada una de nuestras entrañas, sin darnos cuenta, nos convertimos en auténticos mudos, aunque hablemos, invidentes, aunque veamos, y tontos, aunque no lo seamos.

Invasión, entrar injustificadamente a un lugar, en este caso un país.

Los inmigrantes que vienen huyendo de países en guerra, bombardeados por los gritos de sus hijos, algunos de ellos salvados bajo el manto de sangre de sus madres y padres; amigos ya ciegos de lágrimas, consumidos por el humo. Manos marcadas por el nudo del odio y la corrupción tan protegida por unos pocos, pero sus palabras valen.

Las asfixias de los mortales son soplos sin importancia para los vendavales de arriba, el desierto se va convirtiendo de poco a mucho en oasis de lamentos y tumbas sin rezos, los deseos a las estrellas que tumbados ven con la cara seca son «ayudarme sin pena, pero con empatía».

Seres humanos que no tienen cortes de una sola frontera, ni de un solo racista, desangran desde la suerte que tuvieron de escapar de un fuego que quemaba a un infierno que los mata.

¿Cómo se es tocar descalzo las tierras de otros? ¿son alivios en frío? No, no lo son, porque su cuello sigue partido, mirando a los de atrás donde dejó su alma y pena, y llevado por la cuerda de delante con voz diferente, rodillas rajadas por las puertas cerradas.

Y sus ojos reviven con puertas únicas de alivio con nombre, que acoge a más de una mirada agradecida, a más de un niño ahora protegido, mujeres curando los roces que fueron mortales, pero aquí están sonriendo con parte de su mente muerta en esa habitación llena de arañazos sin duelo.

¿Quién haría eso? ¿quién viviría el infierno y seguiría vivo? Yo no; hubiese sido una enterrada en escombros, dejaría mi cuerpo descuartizado en milímetros de sangre, ya estaría agonizando por mis gritos, yo, no hubiera cruzado el infierno, ni ahogado en un mar ya contaminado.

Si eso es invasión, sí, invaden, invaden el infierno con ojos vendados de desesperación esperanzada por unos cuantos mentirosos, mafias, que juegan con almas en vilo, inocentes del dinero, y matados por ello. Invaden con mil batallas ganadas perdiendo cada uno de sus sueños, deseos, culturas, voces, manos, piernas, fuerzas, con la espalda llena y a la vez vacía.

Si para vosotros eso es invasión, yo ayudaré a curar esos cortes, compartiré mi sonrisa, prestaré mis palabras, y daré voz si ellos la perdieron en miedos gritados, entraré en ese infierno para escucharlos con vasos de agua con hielo y un abrazo en silencio.

Porque no es invasión las toneladas de cruceros matando nuestra naturaleza, ni lo es el humo que atraen los del paraíso, no es tan agobiante tener derroches de dinero en la desgracia de nuestro océano. Tampoco lo que causa playas llenas de basuras tragadas por animales sin conciencia, nosotros de razón privilegiada vamos por ahí matando nuestros futuros con caladas de egoísmo envueltos en un moriremos mañana.

Irrumpen los afortunados de escapar de su condena, tanto empresarios realmente deprimidos, como los que quieren protección a un cuerpo ya entumecido. Los dos podría justificarlos con el mismo destino, escapar de la muerte que esta vez su mente no les miente de que existe.

Eso no es invasión, si no la suerte que algunos bailan y otros lloran.