En corto

Israel, tan nuestro sin embargo

Pedro de Silva

Pedro de Silva

El Estado de Israel, a pesar de los intentos de gente como Netanyahu o la enorme hueste de clérigos de rebajarla a otra cosa, sigue siendo la única democracia de toda la región. Este dato no puede ser ignorado. Tampoco se puede ignorar que es un enclave de Occidente, en todos los órdenes -militar y económico, sí, pero también de modo de vida, incluida la posición de la mujer- en un lugar estratégico del mundo. Dicho lo cual, sería no ya injusto sino indigno cerrar los ojos o tan solo entornarlos a la masacre que su gobierno está perpetrando sobre la población civil de un territorio convertido, por los desafueros infligidos a su historia, en un verdadero gheto. ¿Cómo explicar, y que se entienda, que defender a Israel por principio es defendernos, pero que esa defensa pasa por obligar a sus actuales dirigentes a poner fin a una guerra que devasta también los valores que dice sostener?

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