Zona Press

Esto huele muy mal

Francis Tomé

Francis Tomé

Nos dijeron que eso del VAR iba a mejorar el fútbol, que un error arbitral grave en una jugada importante de un partido ya no le daría la victoria a un equipo. Nos dijeron que era una herramienta que se usaría solo en esas jugadas que el noventa y nueve por ciento del público que estuviera viendo el partido coincidiría en ver un claro error del árbitro. No sé cuántas veces escuchamos aquello de error claro y manifiesto. O eso otro de que no entraría en jugadas grises.

La realidad es muy distinta. El árbitro ese que ve el partido desde la sede de la Federación Española de Fútbol en Las Rozas entra cuando considera. Lo peor no es eso. Lo peor es que unos días entran a corregir unas jugadas y otros días, en jugadas parecidas, no intervienen. Para ejemplo el partido de cuartos de final de la Copa del Rey del jueves pasado. Hay un claro penalti en el área del Atlético de Madrid que no es señalado por el árbitro de campo y el que está en Las Rozas no abre el pico. Después, en la última jugada del partido se señala un penalti a favor del Sevilla que no es penalti y el del VAR, con buen criterio, corrige a su compañero. ¿Cómo no preguntarse por qué no intervino en el penalti no señalado?

Ahora encima, son públicas las conversaciones entre el colegiado de campo y su compañero del VAR en las jugadas en las que interviene. Sinceramente no sé qué mejora esto para el arbitraje del partido. Sí es cierto que mejora el circo mediático porque aumenta las horas de radio, televisión, webs y periódicos hablando sobre esto. Que sean publicas esas conversaciones desprestigia aun más el colectivo arbitral, algo que ya era complicado conseguir con todo lo que hay con el famoso caso Negreira.

Además, se han hecho públicos ilegalmente todos los diálogos entre los dos árbitros en el partido Real Madrid – Almería, partido en el que el arbitraje fue muy cuestionado. Esto nos ha ayudado a comprobar que no era cierto que el árbitro de VAR solo interviene para aquellas jugadas que son un error claro y manifiesto. Las conversaciones entre los dos compañeros son continuas y constantes durante el partido. El árbitro de VAR va arbitrando desde Las Rozas y le va diciendo a su compañero en el campo lo que va viendo. Es decir, pensábamos que había un árbitro principal, dos linieres y un cuarto árbitro que está en la banda. Esto ya no es así. Ahora hay otro árbitro más principal que ve el partido en unos monitores y que dirige a su compañero.

Es especialmente llamativo cuando ese árbitro de VAR llama a su compañero para que revise una jugada en el monitor que está a pie de campo. No le dice solo que vea la jugada repetida enseñándole las tomas que el mismo considera oportunas, cosa que ya me parece dirigir la decisión de su compañero puesto que no ve las imágenes que él mismo quiere. Además le dice claramente qué es lo que ha sucedido con lo cual su compañero va a ver las imágenes sabiendo que se equivocó y qué es lo que debe pitar.

Si a esto le sumamos el cachondeo de las dichosas manos que un día son y otro día no, o esto de las líneas de fuera de juego que son tan manipulables como que en función del frame elegido por el que está en Las Rozas, puedes demostrar que un jugador está o no en fuera de juego según convenga.

Y todo esto endulzado con el mayor caso de corrupción de la historia del deporte mundial, el Negreira gate. Un club pagando millonadas al vicepresidente de los árbitros durante veinte años. Un hecho que está demostrado y que se ha querido vestir con que ese señor no pintaba nada en el comité de árbitros hasta que ahora en las declaraciones ante la Guardia Civil de árbitros de aquella época parece ser que sí que mandaba. Y mucho. Vamos, que era el encargado de ascender o descender a los árbitros. Hasta se ha dicho que en este caso la víctima era el Barcelona, el club que pagaba al señor Negreira. Como si los directivos del Barça fueran tan tontos como para dejarse engañar. Lo más fuerte de todo es que hace más de un año que esto se descubrió y no ha pasado nada, absolutamente nada. Imaginaros que es el Almería el que hubiese pagado a ese vicepresidente. ¡Lo descienden a regional!

Pues bien, los que dirigen ahora el colectivo arbitral eran árbitros que estaban bajo la tutela de Negreira en aquella época. No digo que estos de ahora no sea gente honesta, pero da para pensar mal, hombre.

El Madrid en su canal de televisión haciendo vídeos del árbitro que les pita cada fin de semana; el Atlético haciendo comunicados cuando se sienten perjudicados pero no cuando se sienten beneficiados, que son las más veces; el Barça quejándose de que la liga está adulterada cuando, mientras no se demuestre lo contrario, son los únicos que han pagado un sueldo de estrella mundial al vicepresidente de los árbitros…

En todo esto hay dos realidades. La primera, que los árbitros se equivocan cada fin de semana, unas veces a tu favor y otras en tu contra haya VAR o no, pero los que más se quejan son los clubes que tienen que callar. La segunda que los árbitros, se han convertido en los auténticos protagonistas de la liga, y no por lo buenos que son. Y encima parecen encantados con este protagonismo.