725 PALABRAS

Magister dixit

En la actual sociedad, el ser humano emocionalmente sano es la rara avis de un universo perdido

Imagen de un ataque israelí sobre Damasco en noviembre de 2023

Imagen de un ataque israelí sobre Damasco en noviembre de 2023 / Europa Press

Juan Antonio Martín

Juan Antonio Martín

Un niño de unos siete años, de ojos azul celestial y piel blanca refulgente como la nívea Escandinavia, se divertía columpiándose en un parque municipal infantil propio de las ciudades civilizadas. De pie, frente a él, una niña de más o menos la misma edad, de enormes ojos oscuros y piel negra como la sombra oscura de la noche senegalesa, lo observaba expectante, como tratando de dilucidar si lo que se movía era el columpio o si el columpio se mantenía inmóvil y lo que se movía era el planeta íntegro que la niña tenía bajo sus pies. El niño, que ya apuntaba evidentes maneras caballerosas, cesó sus pulsiones lúdicas, bajó de su asiento y se lo ofreció a la damita. Y, ¡allez-hop!, la niña, como si viniera haciéndolo desde sus muchas vidas anteriores, se aupó, balanceó su cuerpo con una sincronización perfecta, y en un pispás puso en marcha el mecánicamente sucesivo balanceo del columpio. En ese momento el gesto de ambas personillas diríase que había sido vaciado desde el mismísimo molde de un gesto tallado por el mismísimo Miguel Ángel. ¡Viva la empatía!

Magister dixit: Quien no comprende una mirada, tampoco entenderá nunca una larga explicación (proverbio árabe).

Rememorando la imagen que acabo de narrar, que para mí terminó erigiéndose en una imagen eterna, no he podido impedir mi recuerdo y mi pesar por la situación inhumana que está acaeciendo en Oriente Próximo. Curioso, despreciable y deletéreo el actual momento histórico: mientras medio mundo se reúne en Fitur pensando en futuro, el otro medio se manifiesta incapaz de actuar en presente para cesar el holocausto creciente en rabioso presente. ¡Muera la neurosis y viva el raciocinio empático!

Magister dixit: No es posible mantener la paz verdadera usando la fuerza bruta (Albert Einstein).

Los tiempos modernos son una especie de pseudouniverso artificial de conocimientos y reconocimientos fingidos, en el que cada cual unge a su particular calidad de persona con el Bálsamo de Fierabrás del personaje enmascarado autocreado para sí mismo; un personaje que, en definitiva, asumimos porque es el que nos permite navegar por los procelosos océanos de una sociedad cargada de protocolos contradictorios. ¡Que muera la máscara y que viva la naturaleza esencial del ser humano!

Magister dixit: Comprendemos mal el mundo y después argumentamos que el mundo nos decepciona (Tagore).

En la actual sociedad, el ser humano emocionalmente sano es la rara avis de un universo perdido, porque la norma aprehendida, en permanente cuarto creciente a través de los tiempos, es que ser «distinto» socialmente no contribuye a la felicidad, ni al éxito personal porque el verdadero modelo social más divino de la muerte no corresponde a la «persona», sino que ha de corresponder al «personaje» alineado con un sistema contrahecho, que demasiadas veces va contra las esencias naturales del propio ser humano, que, desgraciadamente, cada vez intima menos consigo mismo. ¡Muera la socialización ortopédica y viva el humanismo que dignifique a la persona libre a través de un antropocentrismo que enfatice y garantice su autonomía y su capacidad de influir positivamente en sí mismo y en su tribu!

Magister dixit: Aquello que cada uno de nosotros es en cada momento de su vida, es la suma de sus elecciones previas. El hombre es lo que decide ser (Jean-Paul Sartre).

La mayor parte de mi vida, amable leyente, ha sido una vida compartida con animales de los denominados «no racionales», que contrariamente a esa clasificación me demostraron permanentemente que la clasificación «animal-no-racional» más que una verdad absoluta bien pudiera haber respondido al reflejo de un complejo condicionante del humano racional bípedo que la alumbró. Los años de convivencia con mis compañeros cuadrúpedos fueron la demostración permanente de un «talante animal» basado en la asunción de que cada elección implica una renuncia. Simple y llanamente la evidencia de Ley de la Polaridad tan presente en el entramado de la naturaleza como manifiestamente presente en las escuelas psicológicas encuadradas en la psicología humanista y de manera preponderante en la Terapia Gestalt.

Magister dixit: Gran parte de lo que supone mejorar nuestras vidas tiene que ver con saber priorizar (Fritz Perlz).

El destino, que sin temor de equivocarme es una constante en las patologías emocionales de nuestros días, es un bien mal entendido. El destino no es ni una cuestión de buena suerte, ni una cuestión de mala suerte, es una cuestión de maña.