Crítica musical

Levon y Lozano, una mirada interior

Alejandro Fernández

Alejandro Fernández

El ciclo la Filarmónica Frente al Mar cruzaba este viernes el ecuador de sus citas para esta temporada con un programa tan ambicioso como comprometido por varios motivos destacando por un lado, el debut en su propia ciudad del violonchelista Álvaro Lozano Cames; y por otro, el también debut en el podio de la OFM del maestro Edmon Levon. En los atriles dos músicos relacionados en ideas aunque separados por escuelas como son E. Elgar y su Concierto para cello, página de madurez y fin de ciclo, y una poco frecuente partitura como es la Serenata en re menor de un joven J. Brahms reveladora en la batuta del director invitado.

Ficha técnica

  • Málaga. 02-02-2024 Auditorio Edgar Neville
  • Solista: Álvaro Lozano Cames, violoncello
  • Dirección: Edmon Levon
  • Programa: Concierto para violonchelo en re menor, Op. 85, de E. Elgar y Primera Serenata en Re mayor, Op. 11, de J. Brahms.

Pocas veces un concierto suscita tantas ideas y se resuelven desde sus planteamientos teóricos y artísticos con la solvencia con la que la Filarmónica abordó este encuentro que bien podría haber ocupado un puesto destacado dentro de la Temporada de Abono no obstante, el formato del ciclo resta tensión externa, es menos encorsetado y formal y se centra en propiciar la necesaria conexión entre músico y oyente.

Estrenado en èl año diecinueve de la centuria pasada, el Concierto para violonchelo de Elgar muy pronto pasó a incorporarse al repertorio solista de los grandes cellos y no es de extrañar por su hilada orquestación pero especialmente por las exigencias técnicas e interpretativas que imprime Elgar en su concierto. No es de extrañar que un concierto de este nivel requiera, especialmente, madurez interpretativa y es precisamente esto lo que eleva más aún si cabe el cello de Álvaro Lozano prodigioso en el fluir de la tensión dramática, la emisión oscilante que refuerzaron los pasajes líricos y todo apoyado con solidez en el fraseo y despliegue técnico.

En el prólogo, el sentido dramático de Lozano ya situaba la línea discursiva que mantendría durante todo el desarrollo de la obra y que participaría en paralelo al conjunto. Se trata de una partitura para grandes y en Lozano posee una reveladora madurez artística gracias a una técnica refinada y pulida que le permitió resolver determinados pasajes comprometidos que son los que marcan la diferencia como los momentos a solo, el tránsito entre el primer y segundo tiempo o el ataque y agilidad sin artificios del último capítulo del concierto. En esta tarea se situó también el trabajo de los profesores de la Filarmónica muy atentos a las dinámicas, tensiones y acentos dibujados por el violonchelo de A. Lozano y la batuta del maestro E. Levon.

Poco divulgada por su apresurada etiqueta de simple ejercicio orquestal como por su extensión, la Serenata para orquesta número uno de J. Brahms ocupó toda la segunda parte del concierto coincidiendo también con la solvencia de la primera interpretación de la OFM de esta interesantísima página bramhsiana gracias a la sensibilidad y claridad de ideas expuesta por la batuta del maestro E. Levon.

Estructurada en seis capítulos contrastantes, el plano rítmico atraviesa toda la obra reforzando el sentido evocador sobre el que el músico construye la serenata y que no guarda relación con su función original, se trata de una reinterpretación de un pasado no muy lejano al autor y la forma. Es en este punto donde la dirección de Levon abrió un amplísimo espacio para hacer música entre secciones y atriles y mostrar el sentido constructivo de Brahms con esquemas plegados a la forma y abiertos al discurso musical en el que no faltan evocaciones haydnianas del primer tiempo o las continuas evocaciones a Schubert que no restan originalidad a la partitura.

La complicidad de los profesores de la OFM facilitó que Levon construyera una interpretación sólida en tensión dramática y línea dinámica extrayendo sonoridades entre las cuerdas especialmente de violas y cellos, el irresistible empaste de las maderas propició párrafos de gran factura sin olvidar los metales que coronaron un primer acercamiento a esta desconocida Serenata magistralmente. Cuando el talento y la originalidad se unen proyectan una complicidad entre intérpretes y oyentes irrepetible, por la fugacidad del instante pero, inolvidable en la memoria.