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Las hamburguesas poco hechas pueden representar un riesgo para la salud.Shutterstock

Artículos de broma

Javier Cuervo

El diseño de la hamburguesa

Crece la oferta de hamburguesas con nuevas cadenas de burguers, restaurantes cool y furgonetas cuquis. La hamburguesa, que lleva nombre alemán, filete ruso y bandera estadounidense, compite ahora en la gastromercadotecnia con más aportaciones a la lengua que al paladar, de ahí el oxímoron «burguer gourmet».

Es un bocadillo pensado para el cocinero -que hace una bola de carne picada, la aplasta y abrasa- contra el comensal, que debe llevarla al estómago sin perder los modales a la mesa ni mancharse. Para el cocinero, la hamburguesa es comida rápida; para el comensal, comida con prisa. Está tan rica como mal diseñada. Se presenta en un pan redondo que fuga el alimento por todas partes y ajeno al know-how del bocadillo español con dos puntos de ajuste (uno, cerca del bocado, otro, próximo al otro extremo), de la empanadilla argentina remetida por todas partes o de la pizza, bocata caliente aplastado.

Error sobre error, la hamburguesa en bollo redondo es una pieza circular de carne picada montada sobre rodajas de tomate, cebolla y pepinillo, una superposición de discos que patinan entre sí y, por su naturaleza geométrica, ruedan. Los vegetales, que aportan más coartada moral contra la grasa animal que agradable contraste de sabores y texturas, sumados a las salsas de colores fuertes y matices dulces y picantes, hacen derrapar la rueda de carne fuera de la rueda de pan blando, quitan el bocado de la boca y lo derraman sobre el plato, el envase de cartón o el vestuario del comensal y la comensala, entretenidos por la carrera hacia el codo que el ketchup y la mostaza disputan a toda velocidad. En el mismo momento en que la hamburguesa se coge con ambas manos, dejando al comensal indefenso, la carne empieza a autodestruirse, el emparedado a desvencijarse, las hojas de lechuga a desencuadernarse, la comida a descuajeringarse y el plato, sea cual sea su precio, a desbaratarse. No hay modo limpio de comer hamburguesas.

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