Opinión | Málaga de un vistazo

Burpees y panzas

Estamos en la era de los gurús. Hoy en día todo el mundo tiene la receta del éxito, sobre todo los que viven de venderla. Lo que hace no mucho ofrecían los libros de autoayuda ahora es mercado para influencers y se han multiplicado las ofertas. No importa lo que quieras conseguir, hay para todos los gustos, puedes aprender a programar en 30 días, hablar inglés perfecto sin estudiar, montar un negocio en Amazon que compita con Amazon, adelgazar sin dejar de comer o convertirte en un adonis con una simple rutina. Resulta que al final todo es muy sencillo y que sólo se trata de seguir los pasos de quién te vende el camino. Lo malo viene luego, cuando pasan los meses y apenas se balbucea el nuevo idioma que se iba a dominar o los kilos no abandonan el cuerpo de siempre o se pierde lo ahorrado por una mala inversión en criptomonedas que ahora resultan aún más crípticas.

Si tras seguir las instrucciones del gurú de turno no se alcanza la tierra prometida la situación es bastante peor a la de antes, porque si algo era tan fácil y no se logra sólo te queda pensar que eres un inútil o un idiota por haberte creído la fórmula. Cuánto dinero se puede uno gastar hasta darse cuenta de que con 20 frases y 30 burpees a las 5 de la mañana no va a conducir un Lamborghini por las tardes y que si quiere realmente conducirlo deberá seguir los pasos reales de su idolatrado maestro, es decir, encontrar a miles de alumnos que se lo paguen. El esfuerzo es bueno, la ambición puede serlo, querer mejorar seguro que lo es y trazar un plan también, pero pagar a alguien para que te suelte frases de taza de desayuno con las que comerte el mundo lo más probable es que te lleve a la desnutrición.