Viernes Santo

El Señor del Sepulcro desprende solemnidad

El silencio se apodera de Alcazabilla y deja atrás el jolgorio de Málaga

Isabel Cisneros

El Viernes Santo Alcazabilla es otra calle diferente a la que nos encontramos habitualmente. El gentío y el aire  jocoso que se suele respirar se quedó atrás ayer por la tarde. Hoy es un día de luto, de respeto, de silencio… cosa que llevan a cabo los asistentes a la salida de Sepulcro. Esta cofradía se abre paso con dos tambores en la Cruz Guía. 

La marcha fúnebre suena cuando el trono del Cristo sale de la puerta de la cofradía. Es tan alto que es difícil apreciar algún detalle de la imagen, salvo la sábana que lo cubre. 

En ese avance de luto provoca el silencio absoluto en Málaga. Esta estampa está perfectamente conjuntada con los trajes negros de los portadores. Detrás del Hijo de Dios está la promesa (algunos con los ojos vendados y con velas) y esperando se encuentra Nuestra Señora de la Soledad. 

Sepulcro | Viernes Santo 2023

Isabel Cisneros

¿Qué le duele más a una madre que ver a su hijo muerto? La Virgen María lo hizo y Nuestra Señora de la Soledad es la mayor representación de ello. El rostro desesperado de una madre dolorosa deja esa sensación allá por donde pasa. La soledad es lo que ella siente al dejar morir a su hijo por el perdón.

El palio de malla (el primero que llegó a Málaga) deja que la luz de las velas traspase y sea lo que ilumine el camino de la Soledad. Un detalle a destacar es la disposición de los ciriales. Estamos acostumbrados a verlos colocados haciendo un cuadrado, de dos en dos. Esta es la única cofradía que los coloca en fila. 

El viento y el frío acompañan al cortejo y va apagando las velas. El Señor ha fallecido y María siente la inmensa soledad.

Durante su recorrido por Málaga, la Marcha Fúnebre de Chopin va silenciado la calle allá por donde suena. Las chapas de las botas de los infantes de Marina que escoltan el trono se convierten en una especie de palilleras que marca el ritmo del trono. Así, poco a poco, se va extendiendo por la noche malagueña, hasta un encierro donde la Virgen de la Soledad lució su realeza y brillo, dando fin a este Viernes Santo en la calle Alcazabilla, con los toques de campana del dean de la Catedral de Málaga, José Ferrary.