Si un médico de hace cien años aparece hoy en un hospital no sabría por dónde empezar. Si a un profesor de hace cien años lo ponemos en una de nuestras aulas...

Pues depende del colegio en el que caiga, pero sí, podría seguir dando clases. Evidentemente los programas didácticos no tienen nada que ver y las asignaturas han cambiado, pero una vez viera un poco lo que hay no creo que le costara mucho trabajo. Hay una tecnología y una burocracia que no existía hace cien años y, seguramente, hallaría menos respeto social y menos sueldo, incluso, que hace un siglo. La educación no ha cambiado todo lo que debería en estos cien años.

¿Por qué?

Para empezar porque a los profesores que están dando clase todos los días nadie les pide opinión cuando la Administración se dispone a hacer cambios. También porque cualquier cambio cuesta trabajo y exige un esfuerzo que los profesores no pueden asumir porque no tienen recursos. Los programas didácticos son anticuados, de hace 40 años en muchos casos, matemáticas, física, química, inglés... Hay profesores que se involucran y que quieren cambiar las cosas, pero se siguen impartiendo como cuando no había internet. En historia se sigue pidiendo que se memoricen las cosas y en ciencias no se aprovechan los ordenadores para calcular. Los ordenadores ya no están en casa, están en nuestras manos y hacen cálculos impensables hace 50 años.

¿No memorizar? ¡Sacrilegio!

Es importante que memoricemos, por supuesto, pero no hace tanta falta como antes. Es importante que sepamos hacer una raíz cuadrada, pero no se trata de hacer 50 raíces cuadradas una tras otra. El otro día, en Estados Unidos, me preguntaban cuál es la única profesión en la que es necesario saber hacer raíces cuadradas con decimales. No supe contestar y me dijeron: «Profesor de matemáticas». Es verdad. Claro que hay que ejercitar la memoria, pero es más importante saber por qué cayó Constantinopla que saber que fue en 1453. Es más importante saber por qué ocurrió la Revolución Francesa y qué consecuencias tuvo que el año o quién reinaba en ese momento. Esos datos los olvidará y los puede consultar en un instante. Recuerdo mis clases de latín, nos obligaron a aprendernos las declinaciones, pero traduje muy poco. Hubiera sido más bonito tener las declinaciones en un papel y haber podido traducir. La profesora habría podido transmitirme el amor por el latín.

¿Y en ciencias?

¿Para qué sirve saberse todas las fórmulas? ¿No es mejor que te dejen tenerlas, que no tengas que memorizarlas y que lo que tengas que hacer con ellas sea aplicarlas y darles un sentido práctico? Eso es lo bonito. No estoy a favor de convertir a los niños en máquinas de memorizar. Hay que ejercitar la memoria, pero se puede hacer de muchísimas formas, no haciendo que se lo aprendan todo. Se les olvida al día siguiente.

O sea, adiós a la famosa lista de los reyes godos.

Claro. Aprendemos lo significativo, lo que nos emociona o nos impacta, para bien o para mal, y a lo que le damos mucho uso. El resto lo olvidamos inmediatamente. Yo me sé todas las valencias de la tabla periódica, pero porque las uso continuamente. Forzar esa capacidad que tenemos de memorizar, que no tiene nada que ver con cómo funciona nuestro cerebro, no tiene ningún sentido y estamos obligando constantemente a los niños a forzarlo. La memoria a largo plazo no se consigue repitiendo una y otra vez durante la semana entera un tema de historia sino con el tiempo. Esto no es culpa de los profesores, lo hacen como les dicen y los programas didácticos funcionan como funcionan. Son otros los que hacen las reglas del juego, seguramente a todos les gustaría jugar de otra manera, pero no pueden. Tenemos que llegar a un modelo común de educación y adaptar la educación de nuestros niños al mundo real.

¿Un modelo común? Ahora me habla de utopías.

Sí, pero el camino a la utopía es el que nos hace mejores. Sin un objetivo nunca se lograrían cosas diferentes. Los exámenes de Selectividad deberían ser iguales en todas las comunidades. El mismo examen, el mismo día, la misma hora. Es la única forma de que todos tengan las mismas oportunidades y de que no haya suspicacias. El examen de matemáticas de Balears era dificílisimo comparado con el del otras comunidades. Tu acceso a la universidad no puede depender de la suerte que tengas ese año en el examen. Y como eso, todo. No tiene nada que ver lo que da un cole con otro de la misma ciudad.

O dos profesores del mismo centro, incluso.

Exacto. Hay que intentar que todos tengan las mismas oportunidades. No me quiero meter en el rollo político, pero que cada comunidad tenga programas educativos diferentes no tiene ningún sentido.

Si le llaman para ministro de Educación, diría que no, veo.

Sí. Me gusta mi trabajo como profe de academia, simple, sencillo, humilde. Me encanta ayudar a mis chavales con su vida, sus problemas y la universidad. No me veo como ministro de Educación, ni por capacidad, ni por formación.

¡Ah! Que los ministros se designan por su capacidad...

Paso palabra. [Ríe]

Palabras y números. Éstos son la pesadilla de muchos alumnos.

Sí, así es.

¿Por qué?

Nos empeñamos en convertir en máquinas de calcular a los niños y no les enseñamos lo apasionantes que pueden ser las ciencias. La química es maravillosa, está detrás de los perfumes, los alimentos, los antibióticos... Pero los niños no lo saben. La física lo rige todo. Nos movemos gracias a la física, hay aviones y barcos gracias a ella y lo mismo con muchos juegos y deportes. Y las matemáticas... ¿Qué te voy a decir? Sin ellas no habría física ni química. Son maravillosas. Ahora es la profesión más demandada, está detrás del análisis de datos, la estadística, la probabilidad, el big data...

¡De Google!

Sí, y de Instagram y Netflix. De todo lo que les encanta a los chavales, pero no se lo enseñamos. Ni cómo funciona el GPS o cómo vuela un avión. Hay chicos que saben un montón de física y no lo saben porque no se lo han explicado. Debemos insistir menos en que calculen y memoricen y darles la explicación práctica de para qué sirve todo eso. Cuantas más vocaciones científicas despertemos ahora, muchísimo mejor nos irá como país porque la tecnología lo está cambiando todo. Hay que cambiar el modelo y explicarles a los alumnos cosas que les apasionen y que puedan tener que ver con ello. No podrían estar pendientes del móvil si no hubiera científicos que los hubieran desarrollado. O internet. Sólo esto ya es alucinante.

¿Finlandia es el paraíso de la educación como nos venden una y otra vez?

No. Cualquier modelo que funcione en otro país, sobre todo tan alejados de nosotros culturalmemte y en estilo de vida, no tiene ningún sentido aquí. Hay cosas que podemos replicar, pero un finlandés y un español no tienen nada que ver. De hecho, los poco finlandeses que conozco se han quedado a vivir en España. Tan mal no estaremos, aunque la educación allí sea, supuestamente, mejor. El modelo educativo de otro país no es replicable en España. Debemos ver qué hacen y aprender. Canadá, por ejemplo, está innovando muchísimo, los alumnos pueden llevar el móvil a clase, se les enseña un uso responsable, tienen internet en todas las asignaturas... Hay cosas que podríamos intentar copiar, pero somos un país latino. Hay que hacerlo con mucho cuidado y sin obsesionarse con los informes PISA. No creo que el objetivo de la educación sea ser el país que mejor notas saque en estos informes. China saca muy buenas notas, pero los alumnos no son precisamente felices.

Algunos de esos países tienen índices muy altos de suicidios, crímenes y violencia machista.

Sí, de hecho Corea tiene la tasa de suicidio escolar más alta del mundo y es uno de los que saca mejores notas en esos informes.

Notas y deberes. ¿Sí o no?

Todo, pero con matices. Como no les pongamos algún tipo de presión es muy difícil que los chavales se pongan las pilas. Los exámenes están ahí para que el alumno se ponga esa presión y tenga un objetivo. Hay que valorar el esfuerzo de cada alumno, saber lo que está evolucionando. Dicho esto, deberíamos cambiar lo que evaluamos. Hay que valorar otras cosas, no sólo lo bien que se le dan las ecuaciones o el idioma sino también la capacidad que tenga para hablar en público, la asertividad, el sentido crítico, el trabajo en equipo... Hay muchas capacidades que no valoramos en los exámenes y que son las que realmente hacen que una perosna tenga éxito. Y éxito no es ganar más dinero sino que sea feliz. De nada sirve que un niño saque muy buenas notas en matemáticas si luego acosa a un compañero. Luego está el acceso a la universidad. Veo injusticias flagrantes en los chicos de la academia. No entiendo que un alumno que quiera ser médico no pueda estudiar Medicina porque se le den mal las matemáticas si saca un en el resto de asignaturas. Si quieres ser ingeniero se te tiene que dar bien la física, pero no la historia. Hay alumnos que se quedan fuera del ciclo universtario o de FP porque se les atraganta una asignatura.

¿Y los deberes?

Lo que no consigan aprender en el aula lo deben reforzar en casa porque todos deben intentar seguir más o menos el mismo ritmo. Yo les pondría vídeos para que tengan un mismo punto de partida cuando se enfrentan a una lección. Si han visto antes algo les será más fácil, los niños que aprenden más lento podrán ver el vídeo más veces y ponerse al día y al día siguiente, en clase, el profesor les podrá contar cosas mucho más interesantes. Hay gente que hace cosas maravillosas con los deberes, juntan los de tres asignaturas en unos. Estamos obsesionados con que las asignaturas son compartimentos estancos y se pueden hacer deberes de matemáticas, inglés e historia a la vez.

¿Perdón?

Puedes relacionar Egipto con las pirámides para la trigonometría y hacerlo en inglés.

Hay gente infeliz porque escogió la carrera que tenía más salidas y no la que le gustaba.

¡Hay que educar a los padres! Siempre defino el éxito de la misma manera: no es ganar más dinero sino trabajar en aquello que más te gusta. Vas a estar trabajando 40 años de tu vida y no hay mayor éxito que ir todos los días a hacer algo que te gusta, por mucho que todos los trabajos tengan sus inconvenientes y problemas. Si tu trabajo te apasiona y lo disfrutas, ya has triunfado, aunque no puedas comprarte la casa o el coche que quieras. Siempre les digo que, siendo realistas, estudien lo que les apasione, no lo que más salidas tenga porque al fin y al cabo, de eso no tenemos ni idea. Yo estudie Ingeniería, que tenía salidas, y nos fuimos a la calle 3.000 ingenieros en un mes. Nadie quería estudiar Matemáticas y ahora es la carrera más demandada por las empresas. Todo cambia tan rápido que no podemos prever cuáles serán las profesiones del futuro. Hasta la de lingüista es ahora una profesión de futro.

¿En serio?

Sí, en Google, si saben un poco de informática, se pegan por ellos. El dictado por voz, la corrección ortográfica o las búsquedas en Google en todos los idiomas exigen lingüistas. Lo que menos te puedas imaginar te da la oportunidad de tener un trabajo. Nunca se sabe. Así que busca lo que te apasione.

Nunca se sabe... ¿Se imaginaba la nominación? No es docente y trabaja en una academia.

No, ni muchísimo menos. Me nominaron tres alumnos. Validé la candidatura, un formulario de 50 páginas, pensando que hay que intentarlo todo en la vida. Dejé la mitad de las preguntas en blanco. Ni doy clase en un instituto ni tengo compañeros. Preguntaban qué haría con un millón de dólares y, en vez de un plan de empresa gigante contesté que si había ayudado gratis a millones de alumnnos de todo el mundo sin ningún apoyo público ni privado, se imaginaran lo que podría hacer con un millón de dólares. Ayudar mucho más. Lo de los premios me da mucha vergüenza. No creo que sea ni el mejor profesor de mi barrio. Es imposible valorar eso en unos premios.

No sé si el mejor, pero creativo... Es una de las cien personas más creativas, según Forbes.

Eso fue más locura aún. Me levanté un día y tenía twitter... No sabía qué había pasado. Y era eso. No sé de dónde salió la idea, no creo que sea el más creativo del mundo. Tratas de llegar a esta nueva generación con su lenguaje y su mundo y los vídeos en Youtube son una forma de hacerlo. Algo de creatividad exige, pero no más que la que tenga un profesor en su clase de Primaria o Secundaria si quiere explicarles el principio de Arquímedes.

Volvamos al profesor de hace cien años. Usted y él comparten algo: una pizarra.

Sí, blanca y con rotuladores. Me mancho mogollón. No hago nada diferente, simplemente lo subo a Youtube en mi tiempo libre. Gasto muchos rotuladores, menos mal que he conseguido encontrarlos recargables, porque era un escándalo, no me daba el presupuesto para ellos.