Verde y par, pierde. Dos cuartos horribles del Unicaja, el segundo y el último, coincidiendo con los pares, le impide al equipo malagueño estar hoy haciendo números, calculadora en mano, con todas las de la ley para disputar el Top 8 por segunda vez en su historia. Un comportamiento impropio, olvidando las buenas formas mostradas en los cuartos impares, propició la quinta derrota del equipo malagueño en la segunda fase de la Euroliga, lo que le lleva a la sexta posición (balance de 4-5), empatado pero por detrás del cuadro lituano, que tiene mejor average, tras ganar en Kaunas y también en Málaga. Se escapa el objetivo real que, hasta la media tarde de ayer, era llegar a la cuarta plaza del Grupo E. El Panathiniakos no perdonó ante el Efes en el OAKA. Y ahora pone dos victorias de por medio. Hasta el más osado hablaba de tumbar al CSKA y desbancarle del tercer puesto. Algo que, visto lo visto anoche en el Carpena, se antoja ya del todo imposible.

De la estupenda salida a pista malagueña a la bajada de brazos final hay una diferencia inexplicable e inasumible. Del ímpetu inicial al pasotismo del desenlace debe haber más de un libro del mismísimo Freud analizando motivos y causas, algo que se escapa a la mente. De la felicidad inicial del Carpena a la protesta tras el bocinazo final hay una lógica secuencia de mosqueo en la grada. De ese remanso de paz con el que se escenifica desde dentro del club el comportamiento del vestuario al feo cara a cara de Repesa y Panko hay alguna que otra bronca subterránea de por medio.

La experiencia de este equipo obligaba a ser muy cautos. Porque ha demostrado durante estos cinco meses de competición que es capaz de lo mejor (menos de lo deseado) y lo peor (en demasía). Los cuatro triunfos en los cinco últimos choques y, en mayor medida, la estupenda clasificación europea hacía presagiar la mejor versión del Unicaja. Y apareció, pero a cuentagotas. Sólo con la gran salida de partido y tras llegar del descanso no fue suficiente. Era cuestión de garra y fe, pero también de baloncesto. Y el Unicaja volvió a depender demasiado del tiro exterior y buscó a Zoric como única alternativa. Pero sin pasar la pelota, sin crearle ventajas previas. Llegaba a la zona ofensiva y pase dentro. A ver qué pasaba.

Tiró a la basura el Unicaja la enésima oportunidad de volver a crear un vínculo con la afición. En vez de aplausos, el equipo volvió a llevarse pitos y abucheos. Su imagen fue un calco a lo mostrado durante buena parte de la temporada. Todo, lo bueno y lo malo, en un mismo encuentro. De un cuarto a otro, de los pares a los impares, las alegrías y miserias cajistas. Hombre por hombre y nombre por nombre, con una diferencia sideral ayer entre los cinco que salieron de inicio y los que fueron entrando en el partido. Nadie pareció estar dispuesto a echar una mano para que la Euroliga fuera real.

Lo cierto es que anotar 12 puntos en el segundo acto y otros 11 en el último suena tan ridículo como en realidad es. Imposible ser competitivos anotando tan pocos puntos y concediendo, al mismo tiempo, tantos al rival. Porque el Zalgiris metió 22 puntos en el segundo parcial -por los 12 del Unicaja- y 24 en el último -con los ya consabidos 11 de los malagueños-. El doble parcial se resume en un terrorífico 23-46. El doble. Justo el doble. Lo dicho, par y verde... pierde. Y ésa fue la diferencia entre unos y otros ayer, con lo que hablar del impacto de Kuzminskas, las faltas de Fran Vázquez, la bronca de Repesa y Panko en la recta final o la barra libre de Lafayette parece ahora exagerado e incluso inoportuno. Por no mencionar que el Zalgiris de Joan Plaza no cobra desde 2012. Y que a pesar de esas miserias pasó por encima del Unicaja. Quizá tener los bolsillos tan llenos hace que uno deje de brincar con tantas ganas y con espíritu.

No por repetidos, los errores del Unicaja, sus salidas de lugar, su facilidad para escapar del partido y dejarse de ir dejan de llamar la atención. Es un mal endémico. Incurable con los actuales médicos. Entre todos le mataron y él solito se murió.

Lo mejorCon la Euroliga ya virtualmente perdida, el Unicaja ahora tiene tiempo para centrarse en la ACB

No hay más cera que la que arde y el Unicaja debe agarrarse ahora con fuerza a la Liga Endesa. El equipo ha llegado hasta donde ha podido. Sigue con opciones, de hecho, de ser cuarto. Claro que el Panathinaikos está ya a dos triunfos. Visita la próxima semana Málaga y hay que ganar y remontar el average. Algo que no es imposible, pero que carece de poca credibilidad viendo al Unicaja en acción, capaz de lo peor en muchas más ocasiones que de lo mejor. La ACB, ahora sí, es lo más importante.

Lo peorRepesa y Panko se enfrentaron en pleno banquillo cajista

62-79 para el Zalgiris, en plena debacle malagueña. Panko se retira. Repesa decide cambiarle para dar entrada a Lima. Faltan unos minutos. De vuelta al banquillo, Repesa le hace alguna indicación. Los dos hablan. Panko se sienta. Repesa, tras unos segundos, insiste. Y Panko se levanta para enfrentarse a él. Curro Segura le agarra de la cintura y trata de sentarle. Panko pide espacio. Sigue la charla. Y se sienta. Pésima imagen.