El Unicaja volvió a perder. En esta ocasión contra el Baskonia y de nuevo en el otrora intratable Martín Carpena, convertido ahora en bazar en el que todo el que entra se lleva algo. Al menos, en las últimas semanas, en las que Fuenlabrada, Coosur Real Betis y Baskonia han ganado sucesivamente a un Unicaja que está para muy pocos trotes en lo físico, en lo deportivo y en lo anímico.

Los de Luis Casimiros estarán en la Copa del Rey de febrero en Madrid. ¿Objetivo cumplido? Sí. ¿Mérito? Ninguno. ¿Éxito? Rotundamente, no. ¿Clasificación de rebote? Pues si somos escrupulosos con la normativa, sí. Y es que dice la "ley" de la Liga Endesa que jugarán la Copa "los 7 primeros equipos de la clasificación al final de la primera vuelta, además del equipo anfitrión". Si el Unicaja ha terminado octavo, la realidad es que entra de rebote y gracias a que el anfitrión, Real Madrid, sí está entre los 7 mejores.

Los verdes tienen esta temporada la suerte, por cierto, que no tuvo el San Pablo Burgos hace ahora justo un año, cuando fue octavo (igual que el Unicaja ahora) y se quedó fuera de la Copa 2020 porque el anfitrión no acabó entre los 7 mejores. ¿Se acuerdan quién fue ese anfitrión que no estuvo a la altura y terminó rezagado en la tabla, impidiendo al octavo ir a la Copa?... Pues eso.

Al Unicaja le salva esta vez que la Copa 2021, la del Covid, la que nadie ha querido organizar sin aficiones en las gradas, no es en Manresa, Murcia, Andorra, Las Palmas, Santiago, Zaragoza, Sevilla, Bilbao o San Sebastián. Una suerte que permitirá al club de Los Guindos poder estar el 11 de febrero defendiendo su actual condición de subcampeón.

La verdad es que el sprint final de la primera vuelta de los verdes ha sido descorazonador. El equipo tiene demasiadas bajas, pero su baloncesto está a años luz de lo que podíamos esperar al inicio del curso. No hay ningún síntoma que permita soñar con algo importante este curso. El juego es malo (lo era también semanas atrás, pero se ganaba y eso lo tapaba todo), falta energía, faltan ideas, sobras algunas guerras personales de uno contra todos, hay muy poco "baloncesto" y ninguna continuidad en el juego. Esta vez, después de 10 minutos 5 estrellas, el equipo se diluyó y quedó a merced de su rival.

Tener el objetivo copero asegurado de antemano quitó dramatismo al partido y evitó agonía y ansiedad al Unicaja. Los verdes hicieron un gran arranque de partido. Bien en defensa y muy acertados en ataque, maniataron al rival y se fueron al primer descanso con 11 puntos de renta y 30 anotados, 30-19. El Baskonia se desperezó, empezó a carburar y un parcial de 0-8 en el arraque del segundo cuarto le metió en el partido, 30-27.

Reaccionó bien el Unicaja, que fue más consistente en defensa con Nzosa y que volvió a ver el aro como una piscina con triples de Abromaitis, Waczynski y Francis Alonso. Al descanso, buenas noticias para los verdes (y el San Pablo Burgos, rival del Baskonia por una plaza de cabeza de serie en el sorteo copero) con el 45-40. Eso sí, con todavía mucho por hacer en los 20 últimos minutos.

A partir del tercer cuarto, cambió el partido. Tras un intercambio de canastas inicial, el Baskonia puso la directa. Un parcial de 3-14 puso el 57-61 en el marcador. La diferencia fue a más al llegar el minuto 30, 61-69. Con 11 abajo, 61-72, el Unicaja tuvo un último arrebato, 68-72. Pero el acierto descomunal desde la línea de 3 de los baskonistas impidió cualquier opción de remontada final.

La primera vuelta liguera ya es historia. El miércoles arranca el Top 16 europeo. El Unicaja necesita poner el cuentakilómetros a cero porque si pierde contra el Joventut en el Carpena, el play off de cuartos de final continental se pondrá muy cuesta arriba. Ojalá haya reacción.