Había una vez una chica que decidió hacer un viaje mochilero para visitar a sus amigos en Málaga; en esa aventura conoció a un chico y se enamoraron. Ella volvió a su país natal, a miles de kilómetros de su amor, pero poco tiempo después decidió hacer las maletas y regresar a Málaga. Parece un cuento de princesas, pero es la vida de la argentina Berenice Lizeviche, una emprendedora afincada en nuestra ciudad desde hace dos años y medio que ha creado un concepto de multiespacio exquisitamente innovador. Relatemos su historia.

Berenice estudió Cocina en su tierra natal y trabajó casi una década entre fogones, cuando el que iba a ser su actual marido se cruzó en su camino vital. Instalándose en Málaga intentó prolongar su carrera gastronómica pero le resultaba imposible; se tenía que conformar con contratos cortos como camarera de un bar. Pero las instituciones le hicieron virar el rumbo en dirección al destino que ansiaba: presentó un proyecto al Instituto Municipal para la Formación y el Empleo (IMFE) y al Centro de Apoyo al Desarrollo Empresarial (CADE) y, eureka, idea aprobada. «Creo que las instituciones apoyan muchísimo las iniciativas emprendedoras, desde el asesoramiento gratuito para saber cómo empezar, planes de empresas, subvenciones, cursos de capacitación de todo tipo... Todo ese apoyo resultó fundamental a la hora de tomar la decisión de arriesgarme a levantar un negocio propio», nos cuenta esta chica de tierras andinas.

Así nace La Magia del Melón, en principio ubicado en Galerías Goya como una tienda de complementos y ropa con materiales reciclados, algo que para ella es más una forma de vida que una mera actividad: «El concepto principal de La Magia del Melón es darle darle vida útil, prolongarles la vida lo más posible a las cosas, ya sea restaurándolas o descomponiéndolas, haciendo una metamorfosis para crear algo completamente nuevo». Esta misma metamorfosis de la que habla Berenice la ha sufrido su propio negocio: hace ya unos meses abandonó las galerías Goya para trasladarse a la calle Camas convertido en un multiespacio donde se unen todas sus pasiones -la gastronomía, el arte y las manualidades- y se dribla la actual situación económica. «He apostado por La Magia del Melón Gourmet. Con la crisis la gente deja de comprar de todo, menos su caña y su tapa. Y vi que como cocinera de profesión era un error no aprovechar eso; por eso decidí abrir el bar pero transformándolo en un multiespacio».

El local, por supuesto, es singular, muy personal... Muy Berenice. «Si hubiese montado un bar común, no habría sido mío, no habría sido yo. Si tengo que hacerme sólo un sueldo con mi bar, ya no hablo de ganar mucho dinero, sólo un sueldo, quiero que sea en un lugar donde pueda ser yo, viva, feliz y plena. Y en eso la cultura juega un papel fundamental». De ahí que este pequeño local de ambiente rústico se haya transformado en un rinconcito secreto donde convergen artistas y artesanos locales, que enriquecen este espacio con sus obras, e ideas novedosas como el club del craft: «Es un club para la creación; nos juntamos todos los miércoles a a las cinco de la tarde, la hora del té, una reunión de mujeres con agujas, lana y conversación, sin ninguna presión, sólo un punto de encuentro para personas que tienen amor por las manualidades para reivindicar lo que hacían nuestras abuelas y madres pero con un puntillo más innovador», comenta entusiasmada Berenice.

Mucha gente pensará que esta argentina de eterna sonrisa ha nacido con estrella. Pero en sus logros no hay nada de suerte, sino mucho sacrificio, trabajo y entrega por completo a su proyecto, en el que se estrena como autónoma. «La sensación de tener mi propio negocio es fantástica, a veces necesitaría que el día tuviera 36 horas para hacer todas las cosas que quiero hacer... Pero feliz». ¿Cuál es el secreto de su éxito? «Lo importante es arriesgar, no temer al sacrificio, a perder horas de ocio y de vida social... Yo soy muy testaruda, cabezona, hasta un poco obsesiva, y eso me ha llevado donde estoy».

Su trabajo le impide consumir toda la cultura que le apetecería, pero siempre trata de reservar un hueco para disfrutar de sus caminatas culturales por el casco antiguo, acudir a exposiciones y ciclos de cine al aire libre... En definitiva, disfrutar de una ciudad, Málaga, que ya ha hecho suya: «Málaga es fantástica, me parece una ciudad muy bonita y con una agenda cultural muy completa. Sólo le faltan dos cosas: que REA Danza me dé clases de danza aérea y que exista un sitio para ir a bailar de día, como los antiguos guateques, donde haya clases de boogie y rock & roll con ambiente como de los años 50 y 60...». Y se ríe a carcajadas. Le preguntamos por qué la gente debe conocer La Magia del Melón. «Deben venir a verme porque mi mousse de chocolate es increíble y pasarán un buen rato con mucha conversación y buen ambiente». Y sí, buen ambiente es lo que se respira en cada centímetro de este pequeño rincón de la comida y la cultura.

Proyecto DE Berenice Lizeviche

Un rincón para gourmands y artistas

Multiespacio donde convergen el arte culinario, visual y las expresiones creativas. Apuesta por la fusión de la tapería tradicional con la comida internacional en un local con exposiciones, talleres, club de tejido, manualidades y venta de complementos con materiales reciclados. Ubicado en C/ Camas, 9 y en www.lamagiadelmelon.es.