Ni platino por los premios, ni rojo por la alfombra. El blanco fue el color estrella en la gala de los II Premios Platino del Cine Iberoamericano celebrada ayer noche en Marbella y que convirtió a la ciudad marbellí en la capital mundial del cine iberoamericano. Un festival que recala por primera vez en Marbella y que define el músculo que tiene y sigue teniendo esta ciudad para ser uno de los principales imanes para las estrellas de cine y de la música todos los veranos.

Ya es tradición que, cada verano, artistas de gran reputación visiten la cantera de Nagüeles para participar en el Starlite Festival. Pero lo de ayer fue el no va más con los principales espadas del cine iberoamericano pisando una alfombra roja que quiere competir con el mismísimo Hollywood.

«Nacieron en Panamá y ahora han llegado a Marbella», repetía la megafonía. Este fin de semana, y tras el éxito de la primera edición de los Premios Platino del Cine Iberoamericano, celebrada en Panamá, Marbella se conviertió en el epicentro del séptimo arte latinoamericano. En esta cinéfila citan participaron más de veinte países iberoamericanos con la representación de 760 películas. Además, 2.500 personas acudieron como público a la ceremonia de entrega de galardones.

Según Adrián Solar, presidente de la Federación Iberoamericana de Productores Cinematográficos y Audiovisuales (FIPCA), estos premios han llegado «para quedarse muchos años». Solar también auguró que tras celebrar los premios, Marbella se convertirá en «en un referente de la cinematografía».

En el mismo sentido, Enrique Cerezo, quien preside EGEDA, destacó que uno de los principales objetivos de los Premios Platino es dar distribución internacional y reconocimiento a los aproximadamente 700 filmes que nacen en Iberoamérica, sobre todo más allá de las fronteras de los países latinoamericanos.

Se espera que los Premios Platino se traduzcan en beneficios para la ciudad de Marbella. Y no solo por la promoción que le han hecho en el continente americano en las últimas semanas, sino también por el impacto económico de 11 millones de euros que ha previsto la empresa organizadora.

Por eso era normal ver la cara de alegría que llevaba el alcalde de Marbella, José Bernal, durante toda la gala. En su primer año de mandato y ya puede presumir que la marca Marbella es hoy más fuerte que hace unos días. A la gala también asistieron numerosos empresarios y políticos de la Costa del Sol, como el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, que ya hizo hace unos meses sus pinitos en el séptimo arte acudiendo a Madrid la gala de los Goya.

Pero antes de que empezara la gala toda la atención estaba en la alfombra roja. Maribel Verdú, Goya Toledo, Eugenia Suárez, Eugenia Martínez de Irujo y hasta el propio Miguel Bosé, deslumbraron con blancos relucientes, la mayoría de ellas con vestidos largos. Verdú, que vestía de Calvin Klein con un gran escote en la espalda, destacó «el talento que hay hoy por todas partes» en esta reunión de los profesionales del cine iberoamericano.

Dos de las más espectaculares de blanco fueron la española Goya Toledo -protagonista de «Amores Perros», de Alejandro González Iñárritu- y la actriz y cantante argentina Eugenia «China» Suárez, novia del cantante de David Bisbal.

Rompeieron la primacía del blanco las actrices Inma Cuesta, de azul, Érika Rivas, de verde botella, y Pilar López de Ayala, también de azul. Pero por encima de todas destacó la elegancia de la gran Rita Moreno, que dio toda una lección de simpatía y saber pasear por la alfombra roja a sus impresionantes 83 años. La veterana actriz llegó a la alfombra roja con un vestido corto, elegido por el calor reinante -aunque llevaba además un abrigo corto- y con un gran colgante diseñado por su hija.

Y la cantante española Lolita protagonizó una de las anécdotas de la alfombra al enganchársele el vestido nada más bajarse del coche, un pequeño incidente que resolvió sonriendo ante los fotógrafos.

A medida que avanzaba la tarde un goteoincesante de actores, directores y personalidades del celuloide hicieron su aparición por la cantera de Nagüeles. Desde Imanol Arias y Juan Carlos Arciniegas, presentadores de la gala a Maribel Verdú, Carlos Bardem o Érica Rivas, nominada en la candidatura de Mejor Actriz por su interpretación en Relatos Salvajes.

Exactamente a las 20:12 apareció uno de los protagonistas de la noche. Sin coche oficial, conduciendo él mismo un Mustang deportivo rojo, Antonio Banderas, de la mano su actual pareja, Nicole Kimpel, provocó una de las más significativas lluvia de flashes de la alfombra roja. Una vez más, con un discurso cargado de esperanza y reivindicación del trabajo de los latinos en Hollywood, según el actor malagueño «hay fórmulas para hacer que estos premios impulsen al cine latino». Banderas, tras su Goya honorífico, recibió ayer el Premio Platino de Honor por su carrera profesional y no dedicó el galardón a nadie, sino que su discurso fue una «bienvenida» a los numerosos amigos y profesionales que ayer se dieron cita en esta gala.

La lista de estrellas y profesionales de los distintos sectores del mundo del cine iberoamericano se completó con el productor Agustín Almodóvar, el mexicano Eugenio Derbez, los españoles Carlos Bardem y Jordi Mollá, las cantantes Bebe y Rosario Flores o el cantante puertorriqueño Luis Fonsi, entre otros.

En la alfombra también hubo momentos para quejas, como la del actor español Óscar Jaenada, que manifestó que se siente «avergonzado» como español de que esta cinta no haya encontrado distribuidora en nuestro país.

Y después de más de dos horas de fotos, espectaculares vestidos y posados, llegó la hora de la gala. Los nervios que algunos de los nominados dejaban por la alfombra roja se entremezcló con un sentimiento común de ilusión por el crecimiento del séptimo arte iberoamericano.

La coproducción hispano argentina «Relatos salvajes», dirigida por Damián Szifrón, fue la gran triunfadora de la II edición de los Premios Platino de Cine Iberoamericano, con ocho galardones de los diez a los que aspiraba. La comedia de Szifrón se llevó, entre otros, los premios a mejor película, dirección y guión, así como el de mejor actriz para Érica Rivas. La segunda gran favorita de la noche, la española «La isla mínima», que optaba a nueve, se ha quedado con un único premio, a la mejor fotografía.

Y el Platino a mejor actor fue la sorpresa de la noche al recibirlo el español Óscar Jaenada por «Cantinflas».