­La mexicana Lila Downs trae hoy al Teatro Cervantes a su mezcla de ranchera tradicional, jazz, blues, pop e incluso cumbia dentro del festival veraniego de conciertos Terral. Downs presenta su más reciente trabajo, Balas y Chocolate, con composiciones que contienen crítica social, referencias a las raíces, el amor y las migraciones de su pueblo. «Angustia, temor, dolor, alegría, celebración, euforia y mucho amor por una patria; y festejar la vida porque todo es efímero», es la descripción que Downs hace de este conjunto de canciones, según señaló el pasado junio durante una entrevista, en la que también relató que llevaba tiempo buscando temas oscuros y difíciles y la manera de convertirlos a la luz y dotarlos de «fe para cambiar la situación tan difícil» que vive su país a través de lo que ha llamado la «poesía de los sentidos». «Estamos rodeados de violencia en Latinoamérica y muchos jovencitos parten de su lugar de origen y se van en la bestia [el tren que pasa por diferentes estados de México hasta llegar a Estados Unidos]. Esa historia me ha provocado mucha empatía», ha explicado Downs, que indica que México, su país natal, es una tierra de contradicciones donde hasta «la propia muerte se mueve entre los sentimientos más tristes y desoladores y la alegría más contagiosa y llamativa».

Hija de una indígena mixteca, etnia del sur de México, y de un cineasta de Colorado (EEUU), por sus venas corre sangre de dos culturas aparentemente irreconciliables. Su herencia y su formación es claramente mestiza, ya que estudió música en Oaxaca y antropología en Minnesota, su madre la enseñó a amar la tradición mexicana y su padre le abrió las puertas al mundo de los clásicos como Bob Dylan y John Coltrane.