Confieso que me senté en la butaca con una notable sensación de sopor prejuiciado: mi última experiencia barrosa, Hormigas en la boca, terminó en desastre absoluto. Aquella película acartonada, aquel policiaco sin intriga, aquel triángulo amoroso sin pasión hizo que perdiera el interés por la trayectoria de este mejor guionista que realizador que algo hizo por revitalizar el celuloide patrio en los 90 con títulos -sobrevalorados y maltratados por el tiempo, eso sí- como Éxtasis. Sin embargo, esta cosita titulada Todas las mujeres me ha resultado, de momento, lo más estimulante de toda la Sección Oficial del Festival.

Hace bien Barroso en conjurarse en los diálogos y el trabajo actoral como elementos que no pasan de moda y que, casi por sí solos, sin necesidad de mucho más, constituyen el sólido andamiaje para un filme. Que sí, que el cine español necesita más apoyos, que aquí no tenemos los dineros de los yanquis y bla, bla, bla... Pero, ¿cuánto cuesta una buena historia? ¿Los ordenadores y los procesadores de texto de los guionistas americanos son más caros que los de los españoles? Y digo yo, ¿por qué no coger una buena historia, meterte en una cabaña, con un puñado de actores estupendos y una cámara -aquí ni siquiera 35 milímetros, oiga-, y a volar?

Pues eso es lo que ha hecho Mariano Barroso en Todas las mujeres. Es una película pequeña, perfectamente consciente de sus imperfecciones técnicas, deslavazada y no bien resuelta, desde luego, pero sus atractivos son evidentes. Tenemos unas interpretaciones fabulosas, con un abracadabrante Eduard Fernández -no le dan otra vez la Biznaga este año porque la película, inexplicablemente, está fuera de concurso- y unas partenaires femeninas de aúpa -ojo a la no tan conocida María Morales-. Por encima de todos ellos, y ése es el gran mérito de Barroso, está Nacho, el absoluto protagonista de la película. Un diletante fabuloso, un mentiroso quimérico, un womanizer sin solución, un cabroncete hipersexualizado que tiene en la mentira a su gran compañera de viaje tortuoso. Tiene tanta jeta el señor, es capaz de decir unas barbaridades tan crueles y, al instante siguiente, soltarte una estupidez tan boba, tan inocente, que uno puede dejar de admirar -y sufrir- su proceder magnéticamente indeseable. ¡Leche, me gustaría que la película hubiera durado bastante más!

Todas las mujeres

Dirección: Mariano Barroso Intérpretes: Eduard Fernández, Marta Larralde, Nathalie Pozas, Michelle Jenner y María Morales