Han pervivido durante décadas. Algunos agazapados en la parte más borrosa de la historia, otros como referencias altisonantes, casi groseras. Los nombres y los símbolos franquistas siguen siendo habituales en el callejero de las ciudades de Andalucía, aunque quizás por poco tiempo. Treinta y cinco años después del fin de la dictadura, los ayuntamientos que no hayan borrado las huellas encomiásticas del régimen se exponen a un duro castigo por parte de la Junta, que ya ha anunciado multas e, incluso, la retirada de muchas de las subvenciones concedidas a los municipios.

Según José Antonio Castro, portavoz de IU en el Parlamento andaluz, no se trata de una medida nueva ni parcialmente endurecida, sino de la aplicación de la ley nacional de Memoria Histórica, aprobada por el Gobierno de Zapatero en 2008, que ya establecía sanciones económicas para los pueblos que rehusaran a inventariar y destruir los vestigios franquistas. «Lo que se ha propuesto es lo habitual cuando se incumple una norma», indica.

La Junta, a propuesta de Izquierda Unida, demanda un mayor compromiso con los objetivos recogidos en la ley, lo que significa que mediará para que se ejecuten las sanciones previstas en 2008. Eso significa que la desidia a partir de ahora saldrá muy cara, sumándose, incluso, a la multa la exclusión de las ayudas que anualmente convoca el gobierno autonómico. Los municipios se enfrentan a un perjuicio económico variable, dependiente, en última instancia, de los programas de subvenciones que se validen para ese año, pero que, no obstante, supone una nueva fuente de preocupación para los ayuntamientos incumplidores, que en este caso también están obligados a hacer los deberes.

En la provincia, algunas localidades aprovecharon la aprobación de la norma para ponerse al día. En otros casos, el impulso fue más pobre, e, incluso, inexistente. Aunque la Junta no ha fijado un plazo, los indicios no permiten pensar en nuevas moratorias. El Gobierno andaluz quiere tramitar en el primer trimestre de 2013 la ley de Memoria Democrática de Andalucía, lo que se traducirá en un refuerzo de las competencias autonómicas en la materia, y por lo tanto, también en las sanciones.

El mapa de símbolos y calles franquistas de Málaga se extiende desde el interior a la capital, que, de acuerdo con el recuento de IU, acumulaba más de un centenar a finales de 2010. Calles, placas e, incluso, barriadas con alusiones a militares que participaron en la guerra y en la División Azul, aquel invento urdido por Franco para pelear contra el comunismo en Rusia. Muchos de esos nombres no han sido conmutados por otros más despojadamente democráticos, como sugiere la ley de 2008. El Ayuntamiento, no obstante, emprendió el pasado año el cambio de las placas de las calles Mola y Sanjurjo, que pasaron a denominarse, respectivamente, O´Donnell y Escritor Enrique Llovet. IU ha pedido en varias mociones mayor rigor en la aplicación de la norma.

En Ronda se suprimieron prácticamente todos los símbolos franquistas. Los pocos que quedaban fueron retirados en 2009 tras un pleno en el que la corporación votó a favor de su retirada. En la actualidad sólo restan algunas placas con el yugo y las flechas en los edificios construidos por el Ministerio de la Vivienda en la dictadura. Menos celo puso Vélez Málaga, que mantiene un estadio y una avenida con el nombre de Rodrigo Vivar Téllez, juez militar que suscribió varias sentencias de muerte. Otras referencias deliberadamente franquistas de la provincia son la plaza Generalísimo de Comares, los monumentos de Cómpeta y de la iglesia de la Encarnación, en Alhaurín El Grande, el colegio Licinio de la Fuente, en Coín, o el polideportivo Elola de Fuengirola, que la alcaldesa, Esperanza Oña, se negó a cambiar de nombre.

[Información elaborada por José Luis Jiménez, Juan José Zayas, Fran Extremera, Manuel Guerrero y Ana Gámiz]