­A través de lo que queda de puerta, el rostro de Amina sigue desencajado y suplica algo de intimidad mientras le sirve la comida a su suegra, que ha venido desde Francia para pasar unos días con su hijo y sus dos nietos.

Son las 13.16 horas y no ha pegado ojo en toda la noche. Tras un registro maratoniano en su domicilio, un sexto piso de la calle Cavite de la barriada de Las Delicias, un ejército de policías se ha llevado a su marido esposado para que presencie las inspecciones de los dos vehículos que tiene aparcados en la calle y de los dos negocios que llevan el nombre de su esposa. El espectáculo ha pasado a la calle Manuel Altolaguirre, a la vuelta de la esquina, donde el barrio se concentra frente un famoso shawarma en que los policías protagonizan una pasarela de pasamontañas.

«Injusticia»

Tras la tempestad, Amina aprovecha la calma del hogar para sacarlo adelante y diez minutos después baja a la calle para hacer un recado. «Es una injusticia. Igual que en 2006. Lo acusaron de lo mismo y después se quedó en nada», exclama mientras varias vecinas la rodean para ofrecerle consuelo. Antes de perderse, la esposa de Chafik Jalel Ben Amara Elmedjeri, hijo de un prestigioso profesor de la universidad de Túnez ya fallecido, insiste a La Opinión de Málaga: «Es una injusticia. Esta vez no nos vamos a callar».

Entre las mujeres que le dan cariño está Rosa, de 40 años, que define a esta familia como una más del barrio. «Él es de Túnez y ella de Marruecos. Creo que viven aquí desde 1994, y el local que están registrando lo tienen desde hace unos 18 años», explica. Antonia, de 27 años y también residente en Las Delicias, subraya la normalidad de una familia perfectamente integrada en el barrio, donde el hijo pequeño del matrimonio, de unos 17 años de edad, estudia en un instituto de la zona y juega al fútbol con los chicos del barrio.

«Jalel es un hombre muy sociable. Aquí lo conoce todo el mundo, aunque no se le ve por temporadas porque se marcha a Francia, donde vive la madre y dicen que ha abierto un negocio de paellas», dice la joven antes de incidir que los dos negocios, el la calle Manuel Altolaguirre y el de Realenga de San Luis, en los que tienen un total de cuatro trabajadores, los regenta la propia Amina, a la que define como una mujer de mucho carácter y una gran cocinera de cuscús. «Es una mujer con mucho carácter. Dicen que los árabes son muy machistas, pero yo diría que en esa casa los pantalones los lleva ella», concluye.