­Una mujer ha sido imputada como presunta autora de una falta contra los intereses generales, prevista en el artículo 631 del Código Penal, por tener un perro peligroso suelto y sin bozal y que, además, mordió a una niña de ocho años que jugaba con otras amigas en una zona de la playa del paseo marítimo Antonio Machado. Según informó ayer la Policía Local de Málaga, un pastor alemán, suelto y sin bozal, se abalanzó sobre la menor y le mordió en la zona de la rodilla que le provocó una herida sangrante. El animal soltó a la pequeña cuando la dueña lo llamó.

Una vez en el lugar de los hechos, los agentes de la Policía Local de Málaga se preocuparon por el estado de la menor, que fue trasladada por sus padres a un centro hospitalario para ser asistida, aunque antes identificaron a ambas partes y las citaron para que se personasen en dependencias policiales con el fin de esclarecer los hechos y presentar la documentación oportuna. Tras comparecer la parte afectada en dichas dependencias y denunciar lo sucedido, hizo lo propio la propietaria del perro, que acreditó su propiedad y presentó el pasaporte para animales de compañía con toda la documentación sanitaria en vigor, así como la póliza de Seguro de Responsabilidad Civil, también en vigor. Siempre según la versión policía, los agentes advirtieron de que no se trataba de la primera ocasión en la que el animal atacaba a una persona, ya que en octubre del pasado año mordió a una mujer, lo que, sumado a que no era un hecho aislado, llevó a los agentes a proponer una evaluación del mismo a fin de poder apreciar su peligrosidad. Por ello, solicitaron su catalogación como perro potencialmente peligroso al Servicio de Vigilancia Sanitario Ambiental del Ayuntamiento de Málaga. Finalmente, a través del Informe Veterinario de Valoración de la Potencial Peligrosidad de Perros, se determinó que dicho can debía ser tratado como perro potencialmente peligroso, presentando, inclusive, la propietaria copia de expediente con referencia al otorgamiento de la licencia para la tenencia de este tipo de animales. Ante los hechos, desde el Grupona se le dio trámite judicial al caso, quedando imputada y citada para juicio como presunta autora de falta penal.

Hasta 600 personas fueron denunciadas a lo largo del año pasado por llevar a perros catalogados como peligrosos incumpliendo alguno de los puntos que regula la tenencia de estos animales. A esa cifra hay que sumarle hasta 346 infracciones motivadas por tenedores de perros, potencialmente peligrosos o no, que incumplían la normativa y, en muchos casos, molestaban a otras personas.

Los dueños infringieron alguno de los aspectos legislativos de la actual normativa y el Grupo de Protección de la Naturaleza (Grupona), perteneciente a la Policía Local de Málaga, fue el encargado de gestionar las 599 denuncias que interpusieron a los dueños. Entre las infracciones más frecuentes con respecto a estos canes está la de llevarlos sin el apropiado bozal en lugares públicos, una conducta prohibida desde hace años. Esta infracción fue la más repetida con hasta 198 denuncias interpuestas. Le sigue el no tener la licencia administrativa pertinente para estar en posesión de estos perros. Hasta 149 infracciones fueron captadas durante el ejercicio pasado.

El resto están muy por debajo en comparación con las cifras de las dos infracciones más comunes. El tercer lugar es para los que los que lo llevan sin cadena con 95 casos. No tenerlo inscrito en el registro municipal también es una cuestión que va contra la ley y se persigue. Hasta 92 personas incumplieron la normativa por este asunto, una cifra muy similar a la de aquellos que no llevan a sus canes con cadena por lugares públicos. Otras 32 personas fueron denunciadas por llevar a su mascota o el perro al que acompañaban suelto, sin ningún tipo de amarre. Durante ese periodo se sorprendió a 14 personas que no llevaban el documento autonómico de identificación y registro o la licencia administrativa. Otras nueve fueron denunciadas por llevar más de un perro peligroso y tres por no tenerlo atado en un lugar determinado con peligro para los que estaban en el exterior y cerca del mismo. Dos por no tener la señalización visible desde el exterior de un recinto avisando de la presencia del perro peligrosos, y otras dos por pasear con una correa de más de un metro de largo. Una por pasearlo por lugares de ocio para menores de edad y otro, finalmente, por abandonarlo.