­Por momentos amagó con volver. O peor aún, en realidad, nunca se había ido. La discusión estéril, de papel charol y vacía de propuestas concretas. Las mociones con elevado grado de brindis al sol se volvieron a apoderar ayer de la calle Pacífico. Después de varios meses de legislatura, con un puñado de plenos ya acumulados, las promesas grandilocuentes que hablaban de devolverle la seriedad a los partidos a través de hechos palpables se han desplazado. La Diputación de Málaga se resiste a elevar el debate político hacia cuotas mínimas exigibles. En algún momento ­-la pregunta es cuánto tiempo tardará en darse cuenta-, esta institución tendrá que clarificar hasta qué punto debe dedicar su tiempo a asuntos como el desmantelamiento o no de una cafetería.

O si los trabajadores y alumnos de La Cónsula no tienen problemas más importantes que verse protagonistas de enredos condenados al fracaso de antemano. Igual quienes ahora desconfían descubren que se trata de una institución que también puede ser útil para defender sus intereses.

Con estas dudas de fondo, el pleno ordinario correspondiente al mes de enero decidió de forma definitiva aprobar sus presupuestos para el 2016 con los votos a favor del PP y de Ciudadanos, logrando el equipo de gobierno popular arrancarle la abstención a Izquierda Unida y a Málaga Ahora para que no vetaran unas cuentas que, en realidad, ya se habían aprobado el pasado mes de diciembre. Esto significa, a la inversa, que ayer lo que en realidad se aprobó fue tumbar la batería de alegaciones a las cuentas que traía bajo el brazo el PSOE, y con las que se pretendía desvíar de destino unos 14,8 millones de euros. Según explicó el portavoz socialista, Francisco Conejo, para enmendar unas cuentas que se encargó de acuñar como «los presupuestos de la derecha malagueña».

Unas cuentas, que afirman el resto de formaciones, estuvo a punto de aprobar antes de que las convulsas elecciones del 20 de diciembre lo pusieran todo patas arriba. Como argumento a la negativa de atender las alegaciones socialistas, la portavoz del PP, Francisca Caracuel, se escudó en el ámbito legal. Aseguró que la normativa que rige no permite aceptar enmiendas a presupuestos que conciernan a las administraciones locales, una vez que éstos ya hayan sido aprobados. «Llega usted un mes tarde», espetó Caracuel a Conejo.

Donde el PSOE sí fue capaz de acercar posturas fue en las subvenciones relacionadas con la bonficación del 50% en el Impuesto de Actividades Económicas para los hoteles de la provincia que permanecen abiertos durante toda la temporada. Sólo una semana después de que el presidente de la Diputación, Elías Bendodo, confirmara que éstas no iban a entrar en los presupuestos del Patronato de Recaudación para 2016, todos los grupos, incluido el PP, aprobaron una moción del PSOE para rescatar esta partida y dotarla de 150.000 euros.

En relación a la escuela de hostelería de La Cónsula, PP y Ciudadanos aprobaron la propuesta de la formación naranja para que la Diputación inicie los trámites necesarios para hacerse con la gestión de la escuela. Eso sí, una vez que la Junta de Andalucía haya liquidado todas las deudas. Esta moción se encontró con la oposición frontal del PSOE y, en última instancia, de los propios afectados, que manifestaron que lo que desean es su integración en el Servicio Andaluz de Empleo (SAE).