Con cinco años, el malagueño Jon Valera, que ahora tiene 27, ya desplegaba a los indios frente al fuerte del Oeste, dispuesto a tomarlo por sorpresa; luego fue el turno de una gasolinera de Shell y decenas de figuras que llenaron su infancia y lo convirtieron de por vida en lo que se conoce como un clickero, un seguidor acérrimo de los clicks.

A sus juguetes de toda la vida los pudo disfrutar desde otro punto de vista en 2008, cuando acudió con su grupo de recreación histórica de la asociación Teodoro Reding a una exposición en Fuengirola sobre los 200 años de la Guerra de la Independencia contra Napoleón. «Había un concurso de modelismo y entre las miniaturas estaban los clicks representando escenas de la Guerra de la Independencia».

A Jon le fascinó la capacidad que tenían los clicks de su infancia para recrear el pasado y, poco a poco, fue creciendo en él y en su mujer la idea de montar una tienda exclusiva que solo vendiera estos famosos muñecos de origen alemán, y desde 1976, con fábrica en Alicante (primero con el nombre de Famobil, tras el acuerdo de los alemanes con la española Famosa, y a partir de 1983, con el nombre de Playmobil, la marca alemana).

Málaga y Sevilla, únicas tiendas

En todo caso, fue una negociación ardua porque, como explica, «Playmobil no es muy partidaria de abrir tiendas exclusivas». De hecho, en España solo existe una en Sevilla y la de Málaga: La Caja de los Clicks, en Callejones del Perchel,15, en el local que durante cerca de 30 años ocupó la tienda de modelismo Zimpatía. «Para nosotros era un local emblemático y es bonito recoger el testigo de la tienda», a la vez que señala que tanto ella como su mujer, Elena Pérez, son del Perchel y otro motivo importante ha sido poder abrir en el barrio.

«Veíamos que había afición en Málaga y por otro lado, los dos podíamos convertir la afición en trabajo», resume. Tanto Jon como Elena son clickeros, por eso el primero recuerda que no se trata de juguetes sólo para niños sino que también están pensados para niñas y de hecho, la primera clack, la compañera de aventuras del click, se fabricó en 1976, dos años después del nacimiento de estos juguetes, cuyo creador fue el alemán Hans Beck, que ideó unos muñequitos de plástico versátiles y que cupieran en la mano de un niño, para capear así la crisis del petroleo y la carestía del plástico.

Pero La Caja de los Clicks no sólo cuenta con cientos de muñequitos, con todo el catálogo de Playmobil en España: Preside la tienda un astronauta gigante, que ha sido bautizado como Pedrito, en homenaje al astronauta español Pedro Duque. Jon Valera está convencido de que no hay ningún otro Pedrito en otra tienda o juguetería de España.

Y por cierto, desde el año pasado también hay clicks que llegan casi a la cintura. «La gente siempre acudía a las tiendas y preguntaba por los que estaban en exposición, y claro, no estaban a la venta. Pues al final los han decidido sacar», cuenta.

Y como lo que puso en marcha esta aventura empresarial fue la recreación histórica de la Guerra de la Independencia, Jon y Elena han querido que siempre haya en la tienda un diorama con clicks, que suele cambiarse una vez al mes, montado por ellos o por clickeros expertos. Uno de los retos es ir recreando la Historia de la Humanidad, que comenzó con una escena de la Prehistoria plagada de homínidos, y luego dio paso a la Malaca romana, con su teatro, puerto y por supuesto, con las piletas para elaborar la famosa salsa de garum. El próximo diorama tendrá a los fenicios como protagonistas.

En la actualidad, un completo diorama recrea con todo detalle un día en la playa, obra de una familia de coleccionistas de Cártama.

Además, la tienda de Callejones del Perchel organiza una vez al mes un encuentro de clickeros. «Acuden a cambiar sus muñecos, bien porque los tienen repetidos o no encajan en su colección», cuenta Jon, que comenta que entre los acérrimos de los clicks existe la costumbre de llevar siempre alguno en el bolsillo y si salen de viaje, «hacer fotos con él» en los sitios visitados.

Entre los coleccionistas españoles, por cierto, la pieza más codiciada, y no digamos ya si conserva la caja original, es el celebérrimo barco pirata de los clicks (el primero de ellos, porque con los años han ido saliendo nuevos modelos).

Con este panorama, a la tienda del Perchel acuden grandes y pequeños, en ocasiones, padres con sus hijos para perpetuar una afición que en España aterrizó hace 41 años y que no parece que remita.

Además, como complemento a los juguetes tradicionales, el establecimiento trabaja con empresas con licencia de Playmobil que ofrecen peluches de clicks, libros, juegos de mesa, puzzles «y hasta parasoles para los coches», ingresos extra que, como cuenta este joven empresario, les permite llegar a fin de mes.

Uno de los libros más curiosos es una vuelta al mundo a través de los clicks, transformados por un coleccionista en los personajes más variados del globo.

Como explica Jon Valera, el paso de los años ha hecho que los clicks evolucionen, aunque no mucho y han ido surgiendo muñecos de todo tipo, desde uno que representa a Lutero, y que ha sido un éxito increíble en Alemania, hasta un Don Quijote, también reciente, una de las peticiones más insistentes de los coleccionistas de habla hispana. La propia Playmobil, destaca el empresario malagueño, está empezando a ampliar la producción y a entrar en el mundo del cine, por eso acaba de sacar cuatro clicks convertidos en los Cazafantasmas de la película de los 80 y para este otoño prepara una remesa de Cómo entrenar a tu dragón.

Los clickeros que regentan La Caja de los Clicks, con perfil en Facebook, Twitter e Instagram, confían en que este original negocio, casi único en España, siga alimentando la infancia de niños de todas las edades.