Un equipo de arquitectos no españoles que trabajan para el jeque Abdullah Bin Nasser Al-Thani ya emplea gran parte de su tiempo en la inmediata remodelación que sufrirá el estadio La Rosaleda, con la que se pretende dar un brusco cambio en cuanto a limpieza, embellecimiento y seguridad.

Las instituciones propietarias del coliseo malaguista están a la espera de recibir los informes correspondientes a las reformas de las instalaciones de La Rosaleda, que verá aumentada la capacidad del aforo en 8.000 espectadores y que tendrá numerosas mejoras. Los representantes del Ayuntamiento de Málaga, la Junta de Andalucía y la Diputación Provincial pudieron ver, a lo largo de la reunión celebrada el pasado lunes en las oficinas del estadio, diversas diapositivas de cómo quedaría La Rosaleda una vez que estén finalizadas las obras. Uno de los espacios que menos han gustado al jeque es el estado del campo anexo a La Rosaleda.

Muros pintados de azul, iluminación nocturna para reforzar la seguridad de la zona adyacente y detalles de la fachada fueron algunas de las imágenes que tuvieron la oportunidad de contemplar los representantes del Consistorio y de las otras dos instituciones supramunicipales en la reunión, en la que también estuvo presente Fernando Sanz. De los dueños del estadio –estuvieron el alcalde, Francisco de la Torre y el edil de Deportes, Elías Bendodo, así como por parte de la Junta María Gámez, delegada del Gobierno Andaluz en Málaga, y Nacho Rodríguez, y por la Diputación Provincial el presidente Salvador Pendón y el diputado Jesús Mora–, la mayoría de ellos se llevó una grata impresión del anteproyecto de mejora de La Rosaleda. El jeque no ha escatimado gastos para contratar a un equipo de arquitectos que ponga en marcha la maquinaria para mejorar con creces el estado de La Rosaleda ni para las consiguientes reformas.