La derrota ante el Sevilla del pasado domingo ha vuelto a dejar al descubierto las ´vergüenzas´ malaguistas. Lo que en un principio parecía un simple grano de arena, ahora se ha convertido en toda una montaña. Tras tres jornadas de Liga disputadas, la conclusión parece clara: el Málaga hace aguas en defensa. Es un mal que se venía barruntando desde la pretemporada y que se ha clarificado en el arranque liguero.

Los datos objetivos dicen que el Málaga ha encajado hasta ocho goles en tres partidos. Que recibe una media de un gol cada 33,7 minutos de juego. Que ha encajado dos goles en jugadas a balón parado. Y, quizás, la más llamativa y que evidencia que el esquema defensivo está cogido con alfileres, que el conjunto de Ferreira está batiendo todos los registros negativos en la elite de goles encajados desde que el Málaga tiene la actual denominación.

Son los números de un equipo con una crisis alarmante de identidad defensiva. Pero más allá de los datos, las sensaciones sobre el césped también dejan mucho que desear. El Málaga da muchas concesiones a sus rivales. Al jugar sólo con un mediocentro defensivo, las labores sin balón se reducen casi a la mitad. Apoño fue el domingo una isla en el centro del campo. El palmillero abusó del desplazamiento en largo, pero casi siempre tenía que otear el horizonte para encontrar al primer aliado. Una distancia entre líneas que sólo se podía solventar con cambios de juegos rápidos y por momentos precipitados. Además, cualquier pérdida en la entrega facilitaba el juego rival y dejaba prácticamente vendido al equipo. Pero si el malagueño fue en el derbi, Sandro Silva lo sufrió en el partido inaugural ante el Valencia. Es un mal en el que poco se ha evolucionado.

El repliegue defensivo y la solidaridad en las ayudas también brillan en muchos casos por su ausencia. De ahí que Jesús Gámez tuviera el domingo ante el Sevilla uno de sus partidos más desafortunados que se le recuerdan como malaguista. De ahí que los laterales siempre sufran las acometidas de los extremos rivales sin recibir ayudas.

Como consecuencia de esos desajustes defensivos, el Sevilla remató hasta 16 veces al Málaga. Quizás no fuesen demasiadas, pero sí fueron algunas ocasiones claras que en ciertos momentos creó nerviosismo en la grada. Sólo la falta de acierto del conjunto de Antonio Álvarez y el buen hacer en momentos puntuales de los zagueros evitó males mayores.

Y es que los rivales se ponen las botas con el Málaga. El Valencia, en la primera jornada de Liga, remató hasta en 21 ocasiones consiguiendo tres goles. El Zaragoza, al que se le ganó con relativa facilidad, contabilizó un total de 32 remates con otros tres goles.

Por poner una comparativa, al Levante, que es al equipo al que más goles le han marcado en lo que va de Liga con un total de 10 tantos, ha recibido un total de 42 remates, mientras que al Málaga le han rematado hasta 69 veces en tres partidos.

Otro de los puntos negros del equipo de Ferreira es la falta de concentración en las jugadas a balón parado. El Sevilla, por medio de Martín Cáceres, marcó el segundo tanto que ha sufrido el equipo malaguista este curso en esa parcela. El primero fue obra de Adúriz en el primer partido de Liga ante el Valencia en La Rosaleda.

Y el último dato preocupante es comprobar que el Málaga registra sus peores dígitos defensivos desde que está en Primera División con la actual denominación. Y es que ocho goles encajados son demasiados. De hecho, a estas alturas de competición, el Málaga sólo había encajado como máximo cinco tantos en curso anteriores.

Ni siquiera el año en su vuelta a Primera, que recibió un doloroso 4-0 en el Calderón, fue peor, pese a que se puso con un parcial de cero goles marcados y 5 encajados. Y tampoco el año del descenso, donde a estas alturas el Málaga había encajado cinco goles, pero había marcado tres. Tras todos estos datos, la conclusión parece clara: queda trabajo por hacer. El gran poderío ofensivo es el único arma, por ahora. ¡Pero qué arma! Junto al Atlético, el Málaga es el mayor anotador de la competición, con siete. Más que el Barça y el Madrid.