Los malditos prejuicios han hecho muchas veces que esta ciudad identifique profesiones con algunas personas que dicen practicarla, así la profesión de arquitecto se ha identificado muchas veces con aquel que, teniendo el título, le importaba más el trato del terreno a construir que la propia creación.

Tengo el placer de conocer, entre muchos, a dos arquitectos de verdad, de esos que han colaborado a formar ese cariz aristotélico que tiene la profesión que ejercen hombres que no son ni de Letras ni de Ciencias sino todo lo contrario, capaces de mezclar Arte y Filosofía en la megaestructura de un puente o un rascacielos. Los arquitectos son especiales, bien es verdad que algunos se lo creen, pero otros realmente lo son. Dos de estos últimos, como decía, a los que admiro, han conseguido que hoy se inaugure en el Ateneo de Málaga la Exposición La ciudad en un cuaderno, el primero Borja Peñalosa es un joven arquitecto que como vocal de Arquitectura del Ateneo ha tenido la brillantez de organizar la exposición de otro gran arquitecto, éste es Luis Ruiz Padrón, del que descubrí hace años los dibujos que realiza sobre los rincones de Málaga. Estos dibujos podrán verse hasta el 26 de julio en el Ateneo de 6 a 9.30 de la noche, esa hora en la que mientras toda Málaga ultimará horas en la playa o irá a la feria costeña que toque, la otra Málaga irá a descubrir la versión más bella de los rincones de la ciudad y provincia, y podrá comprobar cómo además de la típica postal de Málaga desde Gibralfaro o de la Plaza de la Merced, los ojos de Luis son el notario que Málaga necesita para dar cuenta de cómo somos, cómo vivimos y probablemente hacia adonde vamos. Podrán ver en su obra, costumbres, personajes, sitios, detalles, paisajes... podrán escuchar lo que dice Málaga un día cualquiera, la otra Málaga, quizá la que no sale normalmente en las páginas de los periódicos.

Vayan, no se lo pierdan y comprobarán que el truco no está en lo que nos cuenten de las cosas sino en cómo las miramos nosotros. Por cierto, Luis se aposta en cualquier esquina con un cuaderno y un rotulador a dibujar. Quizá en la próxima exposición, usted sea la Málaga que mira Don Luis.