Las piruetas jurídicas del expresidente del Sevilla Fútbol Club y abogado José María del Nido para evitar entrar a la cárcel ya, como le ha dicho la Audiencia Provincial por activa y por pasiva, son las propias de un profundo conocedor del Derecho Penal y sus garantías y, de cualquier forma, le amparan en estos minutos finales de la segunda parte de la prórroga, quién lo puede negar. De momento, se le ha dado cuartelillo para que pueda pagar los 2,78 millones de euros de responsabilidad civil que se le impuso tras la condena del caso Minutas, otro de los sumarios que versa sobre el saqueo sistemático de las arcas marbellíes. Aquí fue condenado a siete años de cárcel junto a su amigo y entonces alcalde, Julián Muñoz, por saltarse a la torera los mecanismos legales de contratación del asesoramiento jurídico y por entregar honorarios profesionales muy abultados que contribuyeron a malversar caudales de Marbella.

Él ha cambiado el tono: del osado relato de hechos del juicio en el que llegó a enfrentarse a Francisco Jiménez Villarejo, fiscal alma mater del proceso y hoy representante español en Eurojust, a la asunción de la culpabilidad y a pedir disculpas al Ayuntamiento de Marbella, buscando, eso sí, el indulto, que sólo se da a quienes se han arrepentido del daño hecho a la sociedad.

Él trata, decía, de retrasar su ingreso en prisión para reunir el dinero con el que hará frente a la multa, y eso, le ha dicho a la Sala, sólo puede hacerlo él en persona. Así gana tiempo, está unos días más fuera y puede alejar, con cierta maestría jurídica, los paseos en el patio de la prisión y las frías noches que se pasan en una celda.

Lo cierto es que en este caso nadie tiene la sensación de que Del Nido se esté riendo de la Justicia, sino que todos entienden que es bueno que el Ayuntamiento de Marbella perciba lo que se le debe y que, una vez dentro de la cárcel, al abogado hispalense le será realmente difícil encontrar pasta para la responsabilidad civil.

Lo entienden los abogados, los jueces pero no la Fiscalía Anticorrupción, que quiere verlo ya dentro. Y, desde luego, tampoco entienden los ciudadanos que un señor condenado a siete años por malversar dinero público, una sentencia firme, oigan, siga fuera esgrimiendo mil y un argumentos muy válidos en derecho pero lamentables en el terreno moral y ético, con el peligro que siempre implica hablar de absolutos como estos. A cualquier sentenciado por tráfico de drogas no se le da tanto tiempo para reunir la multa. Pero a Del Nido sí. Es abogado. Conoce los cauces y los usa. Sería muy considerable por su parte que compartiera su sapiencia con los demás reos, a ver si ellos también pueden eludir la cárcel con su maestría.