Que en Madrid. El pasado 21 de marzo. Una reunión de los jueces decanos españoles con el capo del Poder Judicial, el presidente Gonzalo Moliner. En ella, una vez más, los decanos de este país volvieron a hablarle claro a quien no deja de ser su jefe, y lo hicieron sin aspavientos ni malos rollos, sino con una crudeza poco habitual en la judicatura. Ya en el pasado fueron los miembros de este selecto clan togado los que alzaron la voz sobre el proceso de ejecución hipotecaria adoptando una postura más humana que la que tenía el Gobierno. Al final, la marea ciudadana y sus protestas en torno a este tema, la reflexión judicial y los suicidios pusieron contra las cuerdas a los banqueros que, finalmente, dieron un paso atrás y optaron por paralizar los desahucios durante un bienio.

En la reunión de Madrid, se habló de toda la actualidad judicial: por ejemplo, de los futuros tribunales de instancia y la preocupación acerca de la desaparición de la figura de los decanos y de las juntas de jueces. Se planteó la necesidad de que los jueces elijan a su presidente y el establecimiento de un calendario real para poner en marcha la reforma pendiente en la Justicia. Se pidió que se convocaran elecciones para jueces de forma urgente y potenciar la figura de los jueces de adscripción territorial. Se reclamó un sistema de refuerzos flexible y rápido cuando haya un desmesurado aumento de casos (como los juzgados de lo Social, la entrada masiva de cláusulas suelo, etcétera...). «Hoy, las respuestas son insuficientes y tardías», dijeron. Además, acusaron a las comunidades de dejar sin contenido las medidas de refuerzo al no proporcionarse los medios exigidos. Asimismo, se habló del sistema de sustitución de jueces en casos de larga duración, se pidió una hoja de ruta sobre el Poder Judicial y el futuro de la justicia y de las condiciones laborales de la carrera. Quizás, lo más importante sea la petición que se hizo para que se implementen sus propuestas en la lucha contra la corrupción: apoyo y refuerzos de los juzgados que investigan estas causas, la creación de un cuerpo de Policía Judicial y otro de peritos contables, y el diseño de una nueva figura: los equipos de jueces de instrucción. También se reclama una reforma de la regulación sobre el indulto para evitar que «desde el Poder Ejecutivo se deje vacío de contenido el costoso trabajo judicial», y la supresión del aforamiento y de ciertos privilegios procesales que establece la Ley de Enjuiciamiento Criminal. Como ven, la reunión no tuvo desperdicio. Otra vez los decanos han vuelto a hablar muy claro.