En idéntica tesitura se encontraba ayer noche el Unicaja a la semana pasada, afrontando un partido europeo y con la vista puesta en el siguiente y trascendental choque liguero frente a Guipuzkoa Basket. Sin embargo, esta semana encontramos ciertas diferencias a la situación de hace apenas siete días. Por un lado, este choque de Euroliga era mucho más importante que el jugado en tierras helenas ante el Panathinaikos. Los compromisos como local son fundamentales sacarlos adelante si se quiere tener opciones de clasificación, mientras que cuando actúas como foráneo, tienes algo más de margen, todo lo que saques fuera te da vida, pero una derrota no es tan grave.

Conscientes de ello saltaron los jugadores verdes al parqué del Martín Carpena, con el convencimiento de que era un duelo más que importante para seguir con la buena marcha del equipo en esta competición. Todos los que participaron aportaron lo suyo, incluido Nedovic, en los pocos minutos de los que disfrutó. Además, se tuvo la oportunidad de que jugadores como Dani Díez o Jack Cooley disfrutaran tanto de más minutos, como de un buen protagonismo en el juego ofensivo del grupo.

Un dato muy significativo y que demuestra la energía y la fuerza con la que salió el Unicaja a la pista es la enorme diferencia que hubo en el rebote entre los dos conjuntos. Ese deseo de querer siempre la bola y esa agresividad a la hora de ir a por ella queda reflejada en ese aspecto de la estadística tan importante, no sólo para cerrar tu canasta sino para darte nuevas opciones de ataque sobre tu rival.

Buenas sensaciones son las que desprendió el conjunto verde como equipo, con los jugadores divirtiéndose en defensa y trasmitiendo esa energía a la grada que asiste con gusto a lo que le ofrecen los suyos.

En cuanto al próximo compromiso de la Liga Endesa, también podemos encontrar algunas diferencias dentro de la similitud de las situaciones. Para empezar, nos quitamos de en medio un tortuoso y cansino viaje al ser los dos choques en casa. Por otro lado, jugar el jueves y luego hacerlo la tarde del domingo te permite algo más de día y medio de descanso adicional, un hecho más que valioso en un calendario que te da tan poco respiro.

Y la diferencia más importante a mi entender, el equipo está mentalmente mucho más recuperado. Estas dos victorias, incluso el partido de Atenas también, han reforzado la moral y la confianza del grupo, que se muestra mucho mas sólido y apenas ha mostrado durante los minutos de los últimos encuentros lagunas en su juego.

La situación, aunque sigue sin permitir ningún tipo de desliz, no es tan acuciante y ahora parece que el Unicaja tiene ahora la sartén por el mango, que domina la situación. Incluso si se dieran algunos resultados, que analizándolo objetivamente no parecen tan descabellados, podría sellar la clasificación, no matemática pero si virtual, para la Copa del Rey de A Coruña.

Aunque vayamos paso a paso, disfrutemos primero de esta victoria y preparémonos para un partido donde no nos pondrán las cosas fáciles. Jugando con la intensidad y la aportación de todos los jugadores de ayer y volviéndolo a hacer en casa, seguro que las cosas será más fácil que salgan. Y si luego nos sonríe además la suerte...