El Circo del Sol y La Malagueñíssima muestran dos caminos distintos al éxito en la quinta preliminar

Pues, casi sin quererlo, nos plantamos en la noche de los cuchillos largos con dos formas distintas de llegar al mismo camino. El Circo del Sol y La Malagueñíssima presentan candidatura a todo con dos propuestas tan diferentes como efectivas. En lo referente a la murga, Paco Susi y la agrupación de Roquetas de Mar se meten en la pelea. Suerte dispar para el resto de agrupaciones y una murga infantil de 68 criaturas pone el teatro en pie.

Venimos con lo puesto

Ni más ni menos que 68 angelitos en las tablas de la ESAD con estos vendedores de mercado que agotaron las existencias de baberos en la ciudad. Mención especial a la pescadería, que era completamente auténtica, y a unas frutas humanas de lo más gracioso. Los pasodobles, primero al tipo y segundo al recorrido de la propia agrupación. Los cuplés los tenían de oferta, tres por el precio de dos, con un estribillo que terminó coreando todo el teatro. Y no digamos ya un popurrí movidísimo y variado en el que saltaron y disfrutaron hasta ponernos a todos en pie con una despedida maravillosa. Enhorabuena de verdad.

El circo del sol

Ausentes el año pasado, la comparsa de la Peña Er Dito era de las más esperadas. El Circo del Sol era efectivamente un circo, pero romano. Con un tipo de gladiadores y una puesta en escena que sigue avanzando en la profesionalización de la aún incipiente industria carnavalera malagueña. La presentación, impetuosa, declara intenciones. Hacen una introducción cantada a los pasodobles. Primero repartiendo a algunos autores del concurso y elogiando a otros. El segundo, otro castañazo a cómo los malagueños permiten que unos cuantos empresarios manejen la ciudad a su antojo.

Los cuplés, a las comparsas y a Pedro Sánchez, con un estribillo que quizás es la pieza que menos luce de todo el repertorio. El popurrí es para oírlo más de una vez. La cuarteta de su paso por el centro de Málaga y la parte final desde la encomienda a Momo son las que mejor entran a la primera. Hay guiños también a sus anteriores propuestas, tanto en la letra como en algunos detalles del tipo. Tampoco ayudó el teatro para algunos aspectos musicales. En el Cervantes cambiará.

Me tienes frito

La murga de Roquetas de Mar lo tenía hecho nada más abrirse telón. Muy mal tienes que venir para no pegar en Málaga con un tipo de pescaíto frito. Y encima esta gente vino bien. Pasodoble de presentación a Málaga -¡¡se puede ir al Falla y venir aquí preparado!!- y, aunque alguna vez se les haya tratado regular, ellos siempre vienen dando lo mejor que tienen. Y el segundo, muy bien tirado, a la sociedad actual y al falso periodismo que lo graba todo con el móvil por unos 'likes.

Los cuplés, a los nombres el primero con remate a Nacho Vidal y el segundo al caso de Daniel Sancho, jalonados por uno de los mejores estribillos del concurso. El popurrí tarda un poco en enganchar, pero una vez lo hace no hay descanso. Pegotes y pamplinas por todas partes, con una gran despedida al tipo. Pase muy completo pese a que nos entrase hambre al verlos.

Los refugiados

La joven comparsa marbellí regresaba tras marcar corte el año pasado. Y tengo algunos sentimientos encontrados. El grupo suena bien, sobre todo a tenor -en el final de la presentación se escapó la afinación cuando se fueron arriba-, pero a mí al menos me costó coger el tipo. Los pasodobles son lo mejor del repertorio, con una música muy bonita. Primero a Andalucía bien tocado, con envidia a otros territorios que hacen valer su peso político. Segundo al daño que hacen las redes sociales y sus vidas irreales.

Los cuplés son de pelo, al cambio de sexo y a los baños de los bares. Estribillo resultón y un popurrí que de nuevo vuelve a tener altibajos. Destacaría la cuarteta que le dedican a su disfraz, y también la despedida. La comparsa, punto a favor, está muy bien montada y le sacan partido al grupo.

Los que viven del alquiler

Un clásico de la murga malagueña, Paco Susi, nos trae a unos hamaqueros malaguitas. Tipo recurrente, pero el grupo lo vende de categoría con una presentación simpática, que da paso luego a dos pasodobles muy buenos tanto en música como en letra. La primera en reivindicación de las coplas malagueñas, que hasta en Málaga se cantan muy poco en reuniones frente a las de Cádiz. Mientras que la segunda tira contra el turismo y cómo, por este camino, nos cargamos la esencia de la ciudad y serán nuestros nietos los que vuelvan de turistas.

Pero el acierto principal está en los cuplés, que presentan con dos cupletinas y dos estribillos distintos. Además, las cupletinas entran todas -meten el asunto del alcalde y el patinete-, y el estribillo primero también, con remate a lo difícil que es alquilar un piso. El segundo, facilito y con guasa. Y el popurrí no decae con cuartetas como los cuñaos con las palas, el detector de metales o el vendedor que molesta a la gente cuando se relaja. Directos a la pelea.

Suena el silencio

Desde Campillos, el grupo de Manolín venía con un tipo de mimos. Una idea muy clásica de comparsa, pero muy bien vestida. El tenor del grupo no es feo, pero se desajusta todo en los duelos de voces de la presentación. Los pasodobles, ambos de corte dramático. En el primero acaba falleciendo una niña y en el segundo un abusan de otra. Por si ayuda: después de una letra dura, quizá combine mejor algún mensaje más vitalista o puramente social sin dramatizar.

Pasan a los cuplés, de pelito y anacardos. El estribillo remonta y es, probablemente, la mejor pieza del repertorio. El popurrí se pierde un poco a veces ahondando en lo dramático, aunque crece sobre todo en la cuarteta final cuando la temática gira al optimismo. Por ahí debe ir el camino.

Al son del sintrom

De Los Barrios llegaban unos señores mayores un tanto verdes que se apuntan a una academia de baile latino. Pase irregular, tirando de humor básico y para mayores de 18. De hecho, ha podido nacer el formato presentación de pelo. El grupo, eso sí, canta muy bien. Se agradece el primer pasodoble a Málaga. La segunda al Día del Padre, reivindicándolo como si no se celebrara, me parece más dudosa.

Vuelven a apostar por tres cupletinas. Entran mejor las dos finales de cada tanda, al alcalde y a la famosa canción de Shakira, pero 'malagueñizada'. El popurrí también tiene momentos más afortunados que otros. Me quedo con la conga del sintrom y con la despedida vitalista. Y con cómo lo disfrutó el grupo, que acabó cayendo bien al teatro.

La malagueñíssima

Se quedaron dos veces a las puertas de la final y quieren lograrlo a la tercera. Vienen como bufones en el Teatro Romano. Sobresale la pluma de David Fernández en la presentación, donde dejan al malagueño el papel de bufón, muy bien interpretada. Buena la primera letra sobre lo que nos cuesta ya a los malagueños vivir en la ciudad. Pero destaca la segunda a las mujeres y la igualdad. Si queremos un Carnaval de vanguardia, desde luego ayuda hacer letras que vayan a la cabeza de los tiempos.

Simpáticos los cuplés, al mosqueo entre autor y director por las letras. El segundo, también metacarnavalero, a los piques de componentes en redes. El popurrí es netamente al tipo, malagueño, crítico y guerrillero. Y entre tanta pelea, resalta como un remanso esa cuarteta melosa a la mar y la playa. Lo van a vender caro.

Iba a dejar un párrafo final de reflexión, pero un ruido no me deja concentrarme. ¿Lo oyen? Sí. Ya se están afilando. En la ciudad de Málaga, siendo las...