Las actividades culturales, en cualquiera de sus modalidades artísticas (lectura, teatro, talleres de manualidades, cuentacuentos, etc) que se ofrecen en la infancia, enriquecen al niño en todos los aspectos de su personalidad (intelectual, afectivo, emocional, íntimo), sobre todo, por el valor artístico que adquiere el lenguaje. Preparan al niño para la lectura y mejoran su aprendizaje: si el pequeño disfruta de fantásticas aventuras y hermosos cuentos, será capaz de estudiar con mayor predisposición historias o material didáctico, aún distintos a sus gustos y motivaciones.

Además, estas actividades despiertan su imaginación, favorecen el desarrollo del espíritu crítico y el razonamiento, avivan su sentido estético y la capacidad de disfrutar de lo bello. Respecto a la animación por la lectura, los padres pueden aprovechar los fines de semana para que los niños separen la lectura escolar de aquella que es literatura. Si tienen poca edad, hay que leerles cuentos que estimulen su futuro interés.

Es importante buscar libros relacionados con lo que les gusta. Hay que tratar de ir con los hijos a las librerías para que elijan solos de acuerdo a sus propios criterios; no se debe imponer el tipo de libros que los padres han leído. No es bueno obligarlos a leer cuando no les interesa, ni que terminen un libro que no aceptan. Todas las actitudes de los progenitores tienen que orientarse a que adquieran el hábito. En lo posible, hay que crearles un espacio en la casa para su biblioteca, y que resulta muy motivador.

Los padres deben dar el ejemplo. Si los hijos ven que ellos disfrutan leyendo, seguramente buscarán satisfacción en los libros. En este sentido, las historias, los cuentos y los cuentacuentos tienen una importancia esencial en la vida de los niños. Por medio de éstos, los niños van no sólo creando el amor por los libros sino que van atesorando en la memoria momentos y afectos envueltos de magia y luminosidad.

Entre los beneficios del teatro en el desarrollo infantil, decir que es un magnífico potenciador del proceso de aprendizaje. A través del teatro, los niños aprenden expresión corporal, verbal, ejercitan su memoria y adquieren agilidad y rapidez mental. Es en la infancia cuando la imaginación está en su punto más álgido, cuando la falta de prejuicios y bloqueos permiten al niño expresarse con todo su ser, inventar, interpretar y establecer relaciones sociales a través de la interpretación teatral.