-¿Cómo describiría Sombras su propia responsable, su bailaora y coreógrafa?

-Es un espectáculo con una energía muy bonita y muy positiva, que tiene momentos muy profundos, pero no tristes. La palabra que le da título suele tener una connotación negativa, pero para una persona que baila tiene un significado más profundo: es como un dibujo, como el baile... Este espectáculo es una celebración de los 20 años de la compañía, de todo lo que hemos podido aprender y disfrutar y de todas esas sombras que nos acompañan y que nos hacen crecer y nos dan la oportunidad de disfrutar y seguir haciendo espectáculos hasta ahora y en el futuro. Tiene mucha variedad tanto musical como coreográfica, y contamos con la escenografía de Andrés Mérida. Es todo muy especial.

-Tiene la agenda llena para lo que queda de año y para el próximo 2020. ¿De dónde saca la energía para afrontar tantos compromisos?

-Yo creo que de todos lados un poco. Para mí lo más importante de mi vida son mi hijo, mi familia y mi equipo, que es parte de mi familia. Yo estoy pegada a mis padres, nunca tengo palabras suficientes para ellos. Yo creo que la energía sale un poco de ahí: la tierra, la brisa, el cuidarte, el estar contenta, el poder compartir con los tuyos y el sentirte protegida por los tuyos. De ahí aparece una energía bestial, porque es verdad que desde que empezamos la compañía, hace más de veinte años, no hemos parado. Todavía seguimos con la misma ilusión que al principio y es es algo importantísimo para intentar mantener vivo lo que haces.

-¿Cómo se siente cuando está sobre el escenario?

-Muchas veces me pregunto cómo se desahogan las personas que no bailan o que no se suben las escenario. Yo pongo el corazón y todo lo que soy a diario en el escenario. Me provoca mucha verdad, pasión... La verdad es que me siento muy afortunada de poder trabajar en lo que me gusta. Estás muy concentrada, pero también disfrutas de tus compañeros. Se crean momentos de magia. Es como la vida, a veces lo pasas mejor, otras veces sientes la magia, otras veces el silencio del público te llega al alma...

-Ha visitado con sus espectáculos muchos países a lo largo de su carrera. ¿Cómo se siente cuando actúa fuera de nuestras fronteras?

-Es un orgullo y una satisfacción bestiales cuando ves el respeto y el cariño que el público de lugares tan distintos del tuyo le tienen al flamenco. Yo me siento muy agradecida. Nunca tengo palabras suficientes para agradecer al público de fuera como al de aquí todo el apoyo que recibimos cuando estamos actuando. Para mí y para todo el equipo es muy importante comprobar que el flamenco no tiene fronteras ni pasaporte,que es un arte que va directo al corazón de todos. Es muy emocionante la sensación de acogida que sentimos cuando estamos fuera.

-¿Hay algún lugar dónde le emocione más bailar?

-La verdad es que tengo muchos. En algunos he tenido la suerte de que llevamos muchos años y eso crea una reacción muy bonita. Me ha pasado con París, Londres, Nueva York, que son lugares que nos han visto crecer profesionalmente. Después hay otros lugares que te sorprenden, como este año Abu Dhabi o Dubái, donde es la primera vez que entra el flamenco y es bien recibido por todos. Es muy emocionante llevar el flamenco a diferentes culturas.

-¿Qué es lo que más le gusta de su profesión?

-Sinceramente, lo que más me gusta es que me ha dado la oportunidad de poder ayudar a gente que lo necesita o que realmente sufre problemas graves. En este caso, gracias a la Fundación Princesa Rett [una asociación para coordinar, activar y financiar líneas de investigación que avancen la cura del síndrome de Rett]. Esa oportunidad de estar ahí y tener tu propia voz, eso es una de las cosas que más me gusta. Es una profesión seria, con mucha entrega y en la que hay que poner el 100% para aprender las técnicas, pero que te permite poder ayudar. Así que yo le doy las gracias a mi profesión por eso.

-¿Qué le diría a los jóvenes que el día de mañana quieran convertirse en artistas de su talla?

-Principalmente, que los sueños se cumplen pero hay que tener los ojos muy abiertos. Hay que trabajar mucho y no hay que bajar la guardia. Hay que estar muy pendiente y muy atentos a los consejos de los maestros. Es muy importante todo lo que aprendas, el no parar de entregar lo que eres es lo que te puede convertir en un buen artista. Tener una carrera lenta con los pies en la tierra y amar la profesión es lo que te hace llegar a ser una buena artista.

-Una curiosidad: ¿tiene alguna manía antes de salir al escenario?

-Tengo una manía que es muy tonta y por la que todo el mundo me hace bromas: me lavo los dientes una vez estoy maquillada y vestida; me da la sensación de estar más fresquita. Ya, es una manía. Si no lo hago creo que no voy a poder.