Domingo 14 de diciembre a las 17.00 horas. Día lluvioso y más frío que nunca. El Numancia como rival y el Málaga acomodado en la mitad de la tabla. Todo esos hándicaps jugaron ayer contra el equipo de Tapia antes de comenzar el decisivo partido ante los numantinos.

Tanto es así que La Rosaleda, en el último partido del año 2008, registró su peor entrada en lo que va de temporada en Primera División. Los 17.120 aficionados que acudieron ayer al feudo malaguista, valientes en muchos casos por el mal tiempo, animaron y empujaron hasta el final.

Pese a todo, ayer la afición respondió desde la grada como si fuera el partido más importante de la Liga. Los 17.000 fieles que ayer acudieron a la cita suelen ser los que nunca fallan. Fueron los mismos que arroparon al equipo en Segunda y que ahora, en partidos tan poco atractivos como el de ayer, también acuden a la cita malaguista como cada domingo.

Curiosamente, el Málaga no ha conseguido llenar aún su estadio -28.800 espectadores- en lo que va de temporada. Parece increíble que una ciudad como Málaga no consiga llenar un estadio que no llega a las 30.000 localidades, pero por una razón o por otra, nunca se llega hasta poner el cartel de ´no hay billetes´.

Así, el primer encuentro de Liga en Primera en La Rosaleda es hasta hoy el que más aforo ha registrado. En la segunda jornada de Liga, con un día casi veraniego, el Málaga recibió al Athletic de Bilbao con 25.200 espectadores en la grada.

Poco a poco los registros fueron bajando. Ante el Valencia, 22.140 espectadores. Ante el Valladolid, la primera victoria blanquiazul, 18.068 malaguistas. Ante el Getafe, en la jornada 7, 19.761 personas.

Incluso ante el Barcelona, en un día de ´perros´ con el diluvio universal, la afición acudió en masa para registrar una entrada de 23.636 espectadores.

Ante el Villarreal acudieron 22.212 y ante el Osasuna, hace dos semanas, 22.066 espectadores. En definitiva, la fidelidad, una asignatura pendiente para el próximo 2009.