El Unicaja realizó una suave sesión de tiro durante 24 minutos y luego decidió jugar un partido. Lo había avisado en la previa Aíto. Quería intensidad y trabajo en este entrenamiento de lujo ante el CSKA Moscú. Hay que decir que en ese tiempo, en esa liviana sesión, no hubo lesionados que, tal y como está la cosa, tras lo de Berni, ya es noticia. Aíto pudo darle minutos a los recién recuperados Gomis y Saúl. También Sinanovic tuvo su oportunidad. Se ensayó una zonita 2-3 que puede ser un recurso a la sempiterna 3-2.

Desde ese punto de vista, todo perfecto para el entrenador y sus chicos. Otra cosa es la imagen del club, tan maltrecha este año, y dañada otra vez anoche en el arranque, en otro partido de mínimos, de decepción y de despedida. El Unicaja saltó ayer a la cancha sabiendo que el ´bolo´ contra el histórico CSKA se había convertido en partido oficial por la victoria del Zalgiris al Prokom. Los amigos de Kaunas sí que fueron capaces de derrotar a los polacos. Pero sucede que si oyes a tu entorno decir que ahora sólo queda poner los cinco sentidos en la ACB porque la Euroliga ya no cuenta, pues pasa lo que pasa.

Cada cual sale con una torrija monumental. Ignorando que el de ayer era un partido de Euroliga, de ´Top 16´, a vida o muerte. Que se le debe un respeto a la camiseta que vistes, al escudo que llevas, a la afición que te paga. A esta plantilla ya se le han dejado pasar mil historias. Una más, pensarían ellos, daba igual. Y como nadie toma una decisión drástica, nadie da un puñetazo en la mesa, y, a pesar de los pesares, todo sigue igual, al menos de cara al exterior, pues el equipo salió a jugar a la ruleta rusa contra el CSKA. Y ese jueguecito lo inventaron ellos.

Con 10-29 no se puede ganar a casi nadie. Y menos con un CSKA que, no es el de antaño, pero tiene cinco jugadores de muchísima calidad. Ni cuando los moscovitas rotaron y echaron el freno de mano poniendo en pista a los ´menos buenos´, el Unicaja fue capaz de acercarse: 18-31. Y los árbitros, viendo el panorama, el pasotismo con el que el Unicaja había encarado el partido, pues se subieron al carro del ´grande´, del CSKA. Tras otro lastimoso segundo acto (8-9), el partido se fue al descanso 19-33.

Cuando el electrónico llegaba a los 23 minutos el Unicaja fue capaz de llegar a los 22 puntos. ¡Menuda rachita! A puntito por minuto. El CSKA, que tampoco hizo nada del otro mundo, mandaba 18 arriba: 22-40. Y a partir de ahí... ¡¡¡milagro!!! El equipo verde se quitó el chándal y rompió a sudar. Ya era hora. Aíto ordenó una presión a todo campo que funcionó. Se robaron balones. El Unicaja pudo correr y divertirse.

Cook anotó dos tripes y el choque resucitó ante la algarabía de los 7.000 valientes que fueron al Carpena: 40-49. Cook se echó al equipo a la espalda y anotó ocho puntos seguidos: 52-56 (34´). Se mantuvo, a rachas, la desventaja: 62-66 (37´). Es más, el increíble Cook puso un 66-69. Pero un triplazo del joven Vorontsevich y una bandeja errada de Saúl, en un perfecto resumen de lo que ha sido su temporada en Málaga, sentenciaron al ´EuroUnicaja´. La Euroliga no volverá al Carpena esta temporada. Merecía otra despedida.