El Mundial de Suecia toma el testigo de la Liga Asobal y por ende el protagonismo durante el próximo mes de enero. Atrás queda el llanto amargo del antequerano Chispi tras su lesión de rodilla en la última jornada del año y los problemas económicos que asolan a su club y a buena parte de los equipos que militan en la primera categoría del balonmano español. Toca descansar, desconectar y disfrutar lo que se pueda, aunque el escenario que se vislumbra para el mes de febrero da auténtico vértigo. Pan para hoy y hambre, mucha hambre, para mañana.

Termina una primera vuelta con el F. C. Barcelona sobre la lona, noqueado por el Renovalia Ciudad Real, que sumó de esta forma su sexta Copa Asobal, pero a la vez firme en la cabeza de una Liga que se decidirá en el Quijote Arena. El cuadro catalán golpeó primero en el Palau (27-24), pero tres goles en balonmano, con un título en juego, parece una renta ínfima que los manchegos intentarán neutralizar. Apuesto por los chicos de Talan Dujshebaev.

Por atrás el profesor Manolo Cadenas ha devuelto la ilusión a un Fraikin Granollers plagado de jugadores de cantera. Los catalanes se colocan en puestos de privilegio y sueñan con disputar la Liga de Campeones. En idénticas circunstancias se encuentra el AMAYA Sport San Antonio –el Portland de toda la vida–, que con permiso del Reale Ademar, CAI Aragón y Cuatro Rayas Valladolid se encarama también en puestos de Champions. El corte entre ricos y pobres lo marca el Cuenca 2016, un club humilde que sin grandes estrellas en la pista ha tirado de la experiencia de Zupo Equisoain para domar una tropa de hombres desconocidos. De momento la apuesta no le ha salido mal. Nuestro Balonmano Antequera, Puerto Sagunto, un desdibujado Naturhouse La Rioja y Torrevieja miran de reojo al precipicio, sin saber si Guadalajara, Arrate, Alcobendas y Toledo se sortearán las dos plazas para el descenso o si la situación económica de unos y otros, al margen de lo deportivo, también los enviará a galeras.

Toca remar con fuerza. De nada va a servir el trabajo de técnicos y jugadores en la pista si en los despachos el bloqueo se generaliza. Con esfuerzo, horas de trabajo, entrega, voluntad, sacrificio, ganas y otras muchas intenciones que se presuponen tienen los dirigentes, no se pagan los salarios. Así de claro. Así de ingrato. Así de injusto. Las arcas necesitan euros, dinero fresco para pagar nóminas y cubrir las vergüenzas de tantas y tantas promesas incumplidas. Hechos, no palabras, que ponen contra las cuerdas una vez más al mensajero, al dirigente de turno, al administrador de miserias, incapaz de cubrir ni de lejos unos presupuestos insostenibles a día de hoy. Trabajo gratuito y poco valorado en un modelo que quizás está caducado.

Y mientras todo esto sucede por arriba, abajo, en la tierra, en la pista de cemento de un colegio cualquiera, húmeda todavía por los días de lluvia que una y otra vez desbaratan el trabajo de tanto y tanto entrenador enamorado de este deporte, anónimo por definición, los chicos y chicas se afanan por ser las mejores y sueñan, ¡qué simpleza!, con ver el sol el sábado por la mañana, sinónimo de competición y de un nuevo encuentro de Liga que esta vez sí podrá celebrarse.