Veintiún españoles competirán, el próximo día 8 en Kona (Hawai), por convertirse en el "hombre de hierro", tras nadar casi cuatro kilómetros, recorrer 180 en bicicleta y correr más de 42 kilómetros, y entre ellos está un dentista andaluz que lleva seis meses entrenando para la prueba más dura del mundo.

Eduardo Crooke es odontólogo, pero también triatleta desde hace tres años, cuando participó por primera vez en esta competición en Fráncfort (Alemania); desde entonces lo ha hecho tres veces más en Austria, Brasil y de nuevo en Fráncfort, consiguiendo clasificarse en el campeonato del mundo con una marca de 09:27 horas.

Esta especialidad de triatlón de larga distancia se denomina "Ironman", que significa "hombre de hierro", y su origen se remonta a 1978, cuando un comandante de la marina norteamericana propuso combinar tres pruebas ya existentes y hacerlas seguidas para seleccionar a los mejores atletas.

"Hay 22 pruebas clasificatorias en todo el mundo para poder ir a este campeonato", ha explicado a Efe el deportista del Real Club Mediterráneo de Málaga Eduardo Crooke, que obtuvo el puesto 12 entre las 18 plazas que había en su grupo, compuesto por más de 500 personas.

Además de Crooke, otros tres andaluces viajarán hasta Kona para luchar por un título, algo que, según él, requiere "muchísimo tiempo de preparación y de entrenamiento" y que se materializa en unos 400 kilómetros de bicicleta, dos días de gimnasio, tres de natación y cuatro días de carrera a la semana, aproximadamente.

"Me organizo bien con el trabajo y el entrenamiento y me puedo escapar levantándome muy temprano, a las 06:30 horas aproximadamente, entrenando a mediodía, y quedando los fines de semana con amigos para salir en bicicleta, porque son entrenamientos más exigentes y así se hace más ameno", ha precisado Crooke.

El dentista, aunque no oculta que su familia "sufre un poquito" por su afición, ha revelado que muchas veces come en la bicicleta y que nada antes de comenzar su jornada de trabajo para aprovechar el tiempo al máximo.

En cuanto a la dieta que sigue, denominada "del chef", lo asesora un nutricionista que, según el triatleta, le envía "unos paquetitos de comida" en los que están "muy estudiadas" las calorías que debe consumir, aunque ha reconocido que le cuesta "trabajo" seguir un régimen tan estricto durante todo el año.

"Un día normal entreno dos horas y media o tres, y uno de entrenamiento duro seis o siete. Los días que el entrenamiento es más corto metemos mucha intensidad; hay veces que puede cansar más que el día que haces más horas. Se va aumentando desde el principio de temporada para ir asimilándolo; se lleva bien", precisa Crooke.

La preparación mental, según el dentista, es la más dura, puesto que se trata de una carrera que tiene un tiempo límite de 17 horas y un promedio de 12, con un récord actual de 8 horas y cuatro minutos, y "cuando llevas todo ese tiempo compitiendo, el cuerpo te dice que si te has vuelto loco", asegura.

Crooke cree que la constancia es la cualidad más importante de un triatleta, porque "hay que tener muchas ganas para sacrificar tanto tiempo, tantos madrugones, la dieta y la familia; o eres muy constante o es imposible".

Aunque de pequeño veía a los triatletas como "superhéroes" y él mismo tuvo que dejar el deporte durante varios años después de haber participado en competiciones de elite, Crooke ve el "Ironman" como un reto y advierte que va "a ganar".