No hay manera de cuadrar ese auténtico cajón de sastre en el que parece que se ha convertido la futura Segunda División B. La temporada 2020-21 sigue en vilo, tal y como lamentan directivos y técnicos del Marbella FC. Todavía no se sabe cuándo comenzará, de forma que no hay calendario de pretemporada posible, y, además, la Federación Española (RFEF) estudia aún cómo poder encuadrar a los 102 equipos que la componen tras el aumento de conjuntos vivido en la categoría.

Tras decidirse detener la competición por culpa de la pandemia de que no hubiese descensos, pero sí ascensos, la RFEF se topó con 18 equipos más y decidió asimismo que otros dos subieran para cuadrar la división de bronce: 5 grupos de 20 equipos. El problema surgió con los campeones que no lograron subir. Había cuatro y después de conocerse varios positivos por coronavirus se canceló la fase de ascenso y se decretó que subieran todos: ahora ya hay 102 equipos.

Todo este lío está a su vez condicionado en que la próxima campaña debe dar paso a un modelo alternativo para una categoría que será profesional junto a Primera y Segunda. Las distintas fases hacia el ascenso y descenso depararán al mismo tiempo un calendario en el que se determinarán para ciertos conjuntos si entran en esa Segunda B Pro.

De momento sí tenemos la certeza del complejo mapa de escuadras que deberán agruparse antes del preceptivo sorteo de calendarios. Los conjuntos que disputarán la próxima Segunda B son: Deportivo, Compostela, Coruxo, Pontevedra, Ferrol y Celta B de Galicia (6); de Asturias (6): Covadonga, Langreo, Oviedo B, Sporting B, Marino Luanco y Lealtad; Cantabria (2): Racing, Laredo; País Vasco (10): Athletic B, Real Sociedad B, Amorebieta, Alavés B, Barakaldo, Leioa, Real Unión, Arenas, Izarra y Portugalete; La Rioja (3): SD Logroñés, Haro y Calahorra; Navarra (3): Mutilvera, Osasuna B y Tudelano; Aragón (3): Tarazona, Ebro y Ejea; Castilla y León (8): Numancia, Valladolid B, Cultural Leonesa, Zamora, Burgos, Guijuelo, Salamanca y Unionistas.

Atlético B, Navalcarnero, Majadahonda, Castilla, Inter, Las Rozas, Getafe B y Sanse son de Madrid (8); de Castilla La Mancha (4): Socuéllamos, Villarrubia, Talavera y Villarrobledo; Cataluña (10): Cornellà, Barça B, Hospitalet, Lleida, Olot, Espanyol B, Llagostera, Nàstic, Prat y Badalona; Valencia (8): Atzeneta, Villarreal B, La Nucía, Levante B, Valencia B, Hércules, Orihuela y Alcoyano; Murcia (4): Yeclano, Lorca Deportiva, Murcia y UCAM Murcia; Andalucía (13): Marbella FC, El Ejido, Betis B, Córdoba, San Fernando, Linense, Sevilla B, Cádiz B, Recreativo, Sanluqueño, Algeciras, Granada B y Linares; Extremadura (5): Extremadura, Badajoz, Villanovense, Don Benito y Mérida; Canarias (3): Tamaraceite, Las Palmas B y CD Marino Tenerife-Sur; Illes Balears (4): UD Ibiza, Peña Deportiva, Atlético Baleares y Poblense; Andorra y Melilla.

La idea es conformar 5 grupos de 20 equipos (dos con 21 ahora), que se dividirán en subgrupos de 10 (dos serán de 11) para hacer ligas cortas. Tras esa primera fase, habrá una segunda para luchar por el ascenso (4 plazas), clasificarse para la Segunda B Pro o para evitar el descenso.

El problema que tiene la RFEF es cuadrar los grupos, que en principio es por proximidad geográfica. Ahí el Marbella FC se mediría a los diez conjuntos de Andalucía Occidental, porque se propone que los tres de las provincias andaluzas más orientales se encuadren en el subgrupo de Murcia. Y también se separarán los equipos insulares, al objeto de limitar los viajes en ciertos subgrupos.

Baleares y Poblense se medirían a los ocho de Valencia e Ibiza y la Peña Deportiva, junto al Melilla, con el subgrupo murciano ya indicado. En principio, la RFEF deberá aclarar todo este lío antes de que acabe esta misma semana.